lunes, 5 de enero de 2015

Capítulo nueve. Cartas con sabor lima

CAPÍTULO NUEVE: PARÉNTESIS



No se imaginó que algo tan simple como fregar platos y servir comandas pudiera renovarle el ánimo. En realidad, su pequeña victoria no era más que una acto de rebeldía contra sus padres, quienes por mucho que se habían empeñado, no pudieron impedir que Lola aceptara el empleo de media jornada que su jefe Javier le había propuesto.
Sentía que era un poco más independiente, y por qué no, disfrutaba ante las miradas juiciosas que Álvaro le lanzaba cuando, tras salir de clase, almorzaba por el camino y se iba directa a la cafetería en la que trabajaba con una sonrisa de oreja a oreja que ni siquiera su amiga Andrea comprendía.
De acuerdo, también estaba Logan. Ese joven enigmático del que poco conocía. Era oscuro, la fascinaba y le resultaba la clase de chico al que nunca acababas de conocer. Sus encuentros siempre habían estado propulsados por él, y pese a que Lola se moría de ganas por volver a verlo, no tenía ni la más remota idea de donde encontrarlo. Desconocía su número de teléfono, sus apellidos o cualquier otra señal que lo ayudara a identificarlo. Sólo tenía un nombre, y la sospecha de que Logan era la clase de lobo solitario al que convenía evitar. Pero al fin y al cabo, le había devuelto la mermada confianza en sí misma, pues mientras que Álvaro le resultaba esquivo y la empequeñecía, con Logan sentía que podía ser ella misma sin sentirse juzgada, estúpida e insignificante.
─¡Eh, camarera! Mi taza de café tiene una mancha ─se quejó una voz chillona.
Lola suspiró antes de dirigirse hacia Vanesa, aquella compañera de clase que tras descubrir el lugar en el que trabajaba asistía todas las tardes para molestarla porque debía tener una vida aburrida y tan superficial como las mechas californianas que le decoloraban la mitad de un cabello tan quemado como el pelaje de un dromedario en pleno desierto.
Con suma paciencia, retiró la taza de café y le sirvió una nueva con un sobresito de sacarina y dos dedos de leche. Vanesa retiró la sacarina de un manotazo, por lo que el sobre impactó contra la frente de la pobre Lola, quien frunció los labios para tragarse las ganas que sentía de soltarle un sopapo a aquella malcriada.
─Ahora lo quiero con azúcar ─le espetó con altanería.
Lola asintió, le tendió un sobre de azúcar y volvió a forzar una falsa sonrisa antes de decir:
─¿Está segura?
Vanesa le dedicó una mirada asesina.
─¿Te pagan por hablar o por trabajar? ─siseó, volcando el azúcar sobre el café.
Lola se encogió de hombros antes de darse la vuelta. Estaba harta de la petarda de Vanesa, y mucho se temía que si no la ponía en su lugar aquella joven impertinente y cargada de veneno la visitaría todas las tardes hasta que Lola perdiera su trabajo.
─Yo solo digo que deberías medir los dulces que te comes ─ante el comentario, la susodicha tiró la cucharilla al suelo, lo que no impidió que Lola continuara─, porque como sigas ingiriendo tantos sobres de azúcar no vas a caber en esos vaqueros que tanto te gustan.
─¡Cómo te atreves!
Lola soltó una risilla y corrió a esconderse dentro del almacén para que Vanesa no escuchara la carcajada liberadora que escapó de su garganta. Estaba hasta las narices de guardar las formas, pues siempre había sido la jovencita educada y displicente que le habían exigido. Así que por primera vez en muchos años, se alegró de reivindicarse a sí misma al defenderse de las pullas incesantes que le soltaba Vanesa.
Regresó a la zona de la barra con una caja de batidos de chocolate. Al soltarla en el suelo, se encontró con las mejillas teñidas de rojo de Vanesa, por lo que supuso que la susodicha iba a explotar en cuestión de segundos.
─Tú...─le habló con la voz tensa mientras la señalaba con un dedo─. Exijo hablar con tu encargado para poner una hoja de reclamaciones.
Lola la observo con fingido aburrimiento.
─¿No deberías estar estudiando en vez de perder el tiempo?
─Lo que yo haga o deje de hacer...
─Porque mañana tenemos un examen ─le mintió, con tanta calma que Vanesa soltó un alarido.
─¿Un examen? Pero... yo no me he enterado de nada.
─Es natural. Nunca prestas atención en clase, pero el profesor Gutierrez nos examina de economía el próximo día. Lo dijo muy clarito: si suspendes este examen puedes dar por perdida la evaluación.
A Vanesa se le descompuso la expresión. Se bajó del taburete a toda prisa, dejó el café intacto sobre la barra, extendió un par de monedas y se marchó corriendo con la intención de estudiar para un examen que no existía. Así, Lola pudo continuar con su jornada laboral con la tranquilidad que se merecía.
El próximo día tendría un pequeño problema al hacer frente a los gritos de Vanesa, pero no le concedería importancia hasta que llegara la hora.
Se marchó de la cafetería pasada la noche, y por si acaso, esperó a que Logan apareciera por sorpresa para recogerla en aquella moto que ya no le daba tanto pavor. Hacía más de una semana que no se veían. Concretamente, desde aquel karaoke compartido tras el cual habían compartido un beso que la había dejado con ganas de más. Estaba segura de que él volvería a aparecer sin avisar, pero empezaba a impacientarse.
De manera inconsciente, se llevó las manos a la boca y las comisuras se le curvaron en una sonrisa. Recordaba el tacto de aquel beso salvaje. Lo que las manos de él habían provocado en su piel. El gruñido que escapó de su garganta cuando se separó de ella.
¡Cómo besaba!
Caminó de regreso a su casa pensando en Logan, y sintió que Álvaro se difuminaba hasta convertirse en un recuerdo casi lejano del que podría olvidarse si Logan seguía dejándose ver de vez en cuando. Pero todo se le olvidó al encontrarse en el porche de la casa de al lado al hombre por el que las clases de literatura se le atragantaban. Lo saludó con un breve movimiento de cabeza y continuó su camino con premura, con la intención de encerrarse en su casa. Por ello, se sobresaltó cuando él la llamó por su nombre con aquella inconfundible voz grave que avivaba los recuerdos de aquel verano que habían compartido juntos.
Lo miró a los ojos, se detuvo movida por la inercia de su voz y recordó uno de aquellos momentos que la hacían replantearse si Álvaro no se merecía el beneficio de la duda.
Lola estaba bañando con la manguera de agua al perro de Álvaro, que no dejaba de sacudirse el agua hasta que la puso perdida. Si ella sabía que no lo hacía por el dinero, él también debía de advertirlo. Cuidaba de aquel perro porque era la escusa perfecta para pasar tiempo en su compañía.
De vez en cuando compartían charlas en el porche, un helado o la lectura de algún libro. Lo observaba mientras leía, con aquellos ojos oscuros tan concentrados en la lectura, la voz grave acariciándole el cuerpo y los músculos relajados. Era mayor, atractivo, varonil...., distinto.
Lola terminó de secar a Simba y se escurrió la camiseta empapada. Aprovechó que Álvaro había salido para quitarse la camiseta y disfrutar del sol del verano. En un arrebato de atrevimiento, se tendió sobre la hamaca que había dispuesta sobre el cesped, se quitó el sujetador y cerró los ojos para disfrutar de los rayos de sol que le calentaban la piel.
No supo cuanto tiempo pasó en aquella postura, pero se encontraba tan cómoda y relajada que ni siquiera fue consciente de la puerta trasera que se abría. De repente, sintió que alguien la observaba y abrió los ojos para descubrir a Álvaro a pocos metros, con dos refrescos en la mano derecha y los ojos fijos en sus pechos. Tenía la mirada oscurecida y el semblante tenso. Había hambre en sus ojos. Una inconfundible hambre en aquellos ojos oscuros que la miraban como si fuera una mujer.
A Lola le costó reaccionar hasta que soltó un grito, se tapó con el sujetador y lo insultó sin medir sus palabras. Álvaro musitó una disculpa carga de torpeza, se dio la vuelta y esperó a que ella se vistiera. En cuanto lo hizo, Lola echó a correr hacia la puerta.
¡Dime que no has visto nada! ─le rogó, al borde del llanto.
Pillada

Álvaro la contemplaba con una mezcla de confusión y severidad, que se disipó en el instante en el que se percató de lo afectada que estaba. Dio un paso hacia ella para tranquilizarla, pero Lola puso las manos entre ambos y soltó un juramento cargado de histeria.
No he visto nada ─le aseguró.
¡Mentiroso! ─chilló.
Pensé que era lo que querías oír...
Quiso golpearlo porque se sentía humillada, pero todo lo que pudo hacer fue darse la vuelta y echarse a llorar. Lloró como una chiquilla a la que le habían quitado la toalla en el vestuario del instituto. Lloró porque temía que él no la encontrara atractiva, porque le daba vergüenza y por demasiadas cosas que fue incapaz de explicarse a sí misma...
Entonces, él le puso una mano en la espalda para calmarla con una voz cauta que la obligó a mirarlo a los ojos. Su rostro estaba bañado por la sonrisa cargada de buenas intenciones que intentaba hacerla sentir mejor, por lo que se sorbió las lágrimas mientras un temblor le recorría todo el cuerpo.
Fingiremos que esto no ha pasado nunca, ¿De acuerdo?
Asintió con los ojos llorosos.
Te prometo que no jamás hablaré de lo sucedido ─le aseguró solemne.
Pero no me mires como si fuera horrible ─musitó abochornada.
Álvaro la miró muy sorprendido.
Creo que has tergiversado mi mirada ─respondió con tranquilidad─. Ojalá fueras horrible, pero no lo eres.



***

Logan comenzó a meter la ropa en la maleta a toda prisa. Echó una mirada furiosa a su tío cuando éste intentó acercarse a él para colocarle una mano en el hombro. Al final, se quedó a medio camino mientras lo contemplaba recoger sus escasas pertenencias, echárselas al hombro y descender las escaleras a toda prisa.
A Logan Taylor solo le importaba una persona en este mundo..., y se estaba muriendo. Echó la vista atrás antes de salir por la puerta y montarse en la moto. Durante un instante, creyó que iba de vuelta a casa, hasta que recordó que él no tenía aquello que otros llamaban hogar.
Condujo a toda prisa, serpenteando entre las calles y perdiéndose en el rugido del motor. No sabía cuando regresaría, pero tal vez sería mejor así. Había vuelto a España para pasar unas semanas en las que debía dar con su objetivo. Por supuesto, no había contado con encontrarse a una distracción como Lola.
¿Eso es lo que era aquella chiquilla?
Sacudió la cabeza y prefirió no pensarlo. Tal vez fuera mejor así. No debería volver a verla.

***
Álvaro observó a Lola caminar hacia donde estaba. La había visto en varias ocasiones acompañada de aquel motorista. Sentía que la estaba perdiendo, y en cierto modo, tenía que ser así. Pero no podía evitar que aquella parte salvaje se apoderara de él cuando se percataba de que estaba en compañía de alguien que no era él.
Tenía que ser Álvaro, y sin embargo....
─¿Vuelves del trabajo? ─le preguntó.
Ella asintió.
Se preocupó al contemplar las machas grises que tenía bajo los párpados. Una chica como Lola tenía que dedicarse a estudiar y explotar todo su potencial. Era inteligente, creativa y él no podía permitir que desaprovechara su talento de aquella manera.
─¿A quien intentas impresionar con lo que haces? ─inquirió, molesto porque ella no se tomara en serio su futuro.
Lo miró con los ojos muy abiertos, como si aquella pregunta careciera de sentido.
─No sé a qué te refieres.
─Claro que sí ─insistió, pero optó por dejar aquel tema. Se hizo a un lado para invitarla a entrar en casa, y se enfureció consigo mismo al percatarse de que ella dudaba en aceptar su invitación─. Tengo algo para ti.
─Bueno...
Agobiado por su reticencia, Álvaro la tomó de la mano y la arrastró hacia el interior de la casa. Sintió que ella se tensaba ante su cercanía, por lo que se separó de aquel cuerpo que lo tentaba y se dirigió hacia una mesita en la que tenía un paquete envuelto que le entregó sin decir una palabra.
─No es mi cumpleaños ─le dijo ella.
─Sé perfectamente cuando es tu cumpleaños. Ábrelo.
Lola desgarró el papel para contemplar el libro que él le había regalado. Sus labios se curvaron en una sonrisa al contemplar el ejemplar de Vamos a calentar el sol, la continuación de Mi planta de naranja lima.
─No quiero que pierdas ese entusiasmo que te caracteriza ─le explicó.
Ella aferró el libro contra su pecho pero frunció el entrecejo.
─No sé a qué te refieres ─murmuró con voz queda.
Él dio un paso hacia ella para sostenerla por los hombros.
─Quiero que la Lola que un día conocí vuelva.
─Estoy aquí.
─¿Ah sí? ─le habló a escasos centímetros de los labios hasta que sintió que ella temblaba.
─Álvaro...
Le acarició la mejilla con el pulgar.
─Estoy harto de hacer lo correcto.
Aplastó sus labios contra los de ella y la besó. Lo hizo porque le daba la gana, porque no podía contenerse por más tiempo y porque sabía que aquello sucedería tarde o temprano, así que mejor que fuera en aquel instante que la estaba perdiendo...
Lola: "poooooor fin ha espabilado!!"




¿Os ha gustado? ¿Qué pasará en el próximo capítulo? ¡No olvides comentar y compartir! Hasta el jueves






23 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Ahhhh! Por Dios, Por fin, Uff Chloe me tienes Flipando con esta Historia... Por favor mas no te demores!

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  3. Por fin se ha lanzadoooo!!tengo unas ganas temendras de saber como reacciona lolaa

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  4. Dios! No se cual de los dos me gusta más. Y que se quede con los dos!!!

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    1. jajajajaja bueno... eso sería complicado para álvaro y logan xD

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  5. Por fin se decidio alvarito!!!!!! pero me.sigue gustando.logan!!!!! le pone sal a la vida... el.jueves espero que este de vuelta, quien estara mueriendo???que nervios.... quiero que siga poniendo celoson a alvaro... jajajajajaja felicidades me encanta...

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    1. ya tienes todas las respuestas en el siguiente capítulo ;)

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  6. Creo q por fin esta abriendo los ojitos nuestro profe, por Logan siempre esta presente en los pensamientos de nuestra Lola... me gusta como va ... el jueves un poquito mas largo mi querida Chloe. ♡♡♡♡♡♡

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    1. desgraciadamente a Álvaro le queda mucho por aprender... si no espabila....

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  7. Ayyyyyyy que porfin se abren los dos caminos esto esta que arde !! Pobre Lola vaya caos ♥♡♥♡

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  8. Oh por dioos!!!!!!!!!!!! por fin el profe se da cuenta es que se estaba conteniendo tanto hasta eljueves ... gracias Choe tremendo capitulo!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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  9. Xfinn pero y logan donde va ?? Ayyy me a parecido muy cortito 😭

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  10. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  11. Que cortito se me ha hecho jijiji Chloe como nos dejas asi em medio de un besooooo

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  12. Ay ay aaaay! Que va a pasar ahora?? Ya verás, Lola echa un lío ¡normal! Yo sigo diciendo que habrá algún modo de que se quede con los dos no? Tiene complicada elección...
    Qué ganas de nuevo capiiii *-*

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    1. JAJAJAJA no creo que esa opción les guste a álvaro y logan... xD

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