CAPÍTULO
OCHO : STANDBY
Había
pasado cinco días sin pisar el instituto, algunas horas de tareas
obligatorias impuestas por sus padres y todas las noches escuchando
el tipo de música melancólica que parecía venirle tan bien a su
estado deprimente. No en pocas ocasiones había releído aquel correo
electrónico que llegó tras la respuesta que su amiga Andrea
escribió por ella.
Querida
Lolita,
pensé
que eras la clase de chica que huye de los problemas como de la
peste. Ahora resulta que eres una intrépida.
Apuesto
a que siempre haces lo que se te ordena.
Sí,
eso era justo lo que estaba haciendo en aquel instante. Llamar a la
puerta de Álvaro por obligación, pues su madre le había ordenado
que le pidiera disculpas antes de regresar a clase. De mala gana,
aceptó que no era más que una pusilánime que seguía las normas
porque era más sencillo obedecer que dejarse llevar y cometer una
locura que mereciera la pena pero la metiera en más de un problema
que no estaba preparada para afrontar.
La
puerta se abrió al tercer timbrazo. Álvaro salió a su encuentro
con el torso descubierto y una botella de agua en la mano, lo que le
sugirió que volvía de hacer footing. En realidad, no tenía que
suponer demasiado pues lo había estado espiando por la ventana. Si
había escogido aquel momento para llamar a su puerta, lo hizo con la
intención de pillarlo en la ducha para no tener que enfrentarse a la
mirada que ahora le dedicaba. Desde la entrada de su casa, su madre
asintió satisfecha y se metió dentro de su casa para volver a sus
quehaceres, por lo que Lola y Álvaro se quedaron solos.
Oh...sí....igualito a mi profesor de literatura
─Hola
─la saludó él, antes de llevarse un trago de agua a la boca.
Una
gota traviesa escapó de sus labios para iniciar un camino
descendente desde la barbilla hasta el pecho cubierto de un vello
oscuro que se perdía bajo la cinturilla de los pantalones. A Lola se
le secó la boca, y tuvo que hacer un esfuerzo para clavar sus ojos
en otra parte.
─He
venido a pedirte disculpas ─soltó de manera precipitada.
─¿Por
qué? ─la cuestionó, mirándola con curiosidad.
─No
lo sé ─replicó de mala gana. Al percatarse de que él la
contemplaba con asombro, se atrevió a añadir─: mi madre me ha
obligado, así que estoy fingiendo que te pido disculpas para volver
a mi casa y asegurarle que he hecho lo que me ha pedido.
─No
era necesario que vinieras ─masculló él, visiblemente cabreado.
Lola
se encogió de hombros mostrando una media sonrisa.
─Lo
sé.
Se
dio media vuelta para salir de allí antes de que pudiera decir algo
de lo que arrepentirse, pero a medio camino entre el jardín de
Álvaro y el de su casa, la voz de él la detuvo.
─Supongo
que habrás hecho los deberes atrasados debido a tu expulsión ─le
recordó con insolencia.
Ella
se mordió los labios hasta que se hizo daño, para luego volverse
con el gesto tan agrio que supo que él había conseguido lo que se
propuso: sacarla de sus casillas con una simple frase. Por ello, se
forzó a sonreír.
─Por
supuesto que sí, profesor Aguado ─respondió, pronunciando su
apellido con frialdad.
─Estoy
seguro de que conseguirás una nota lo suficiente alta para estudiar
cualquier carrera ─le dijo él. Parecía orgulloso de que así
fuera.
Lola
volvió a encogerse de hombros antes de decir:
─¿Quién
ha dicho que quiera seguir estudiando?
Álvaro
parpadeó confundido ante su respuesta.
─Lola,
los actos de rebeldía no tienen sentido cuando amenazan tu futuro
─quiso hacerle ver.
Comprendió
que él mostraba una preocupación sincera ante su desgana.
─Mi
futuro es asunto mío ─respondió, metiéndose las manos en los
bolsillos y caminando hacia su casa sin mirarlo─. Tú ya me lo has
dejado muy claro, así que limítate a ser mi profesor.
De
un portazo, se encerró en su casa a pesar de que sabía que su
malhumor no estaba justificado. Pero él le gustaba tanto que tenerlo
cerca cuando no había más posibilidad entre ellos que la de una
relación entre alumna y profesor la quemaba por dentro.
Cuánto
bien le haría olvidarlo antes de que aquello terminara por
consumirla. Por aquella razón, abrió una hoja en blanco en uno de
sus cuadernos y escribió sintiendo la necesidad de liberarse sin que
nadie la juzgarla. De contarlo todo. De expulsar lo que guardaba
porque nadie podía leerlo. De volcar todas las frustraciones en un
papel cargado de garabatos que guardaría en un cajón de su
escritorio, porque necesitaba contarle a alguien que con diecisiete o
sin ellos, sentía que estaba creciendo y que no era más que una
espectadora de una vida que no le parecía la suya.
***
Logan
se sentía como en aquella canción de Extremoduro:
Vive
mirando una estrella
siempre
en estado de espera.
Bebe a la noche ginebra
para encontrarse con ella.
Bebe a la noche ginebra
para encontrarse con ella.
Tomó
un trago de la botella y se apoyó sobre el banco de la ventana
mientras contemplaba el cielo estrellado. La ciudad de Cádiz era
como un pueblo grande. Con bastantes distracciones, pero lo
suficiente pequeña para que pudiese encontrarse con Lola en alguna
que otra ocasión.
Sabía
que tenía que alejarse de ella antes de que le causara problemas,
pues la razón de su regreso a España implicaba un peligro en el que
no estaba dispuesto a inmiscuir a aquella chiquilla ingenua.
Le
parecía una joven que había tenido todo lo que a él le habían
arrebatado, pero por extraño que resultara, cuando la miraba a los
ojos podía ver reflejado toda la tristeza que la inundaba en sus
propias pupilas.
─Gilipolleces
─masculló,
tomando un trago.
Lola
no tenía ni idea de lo que era sufrir. Puede que en su vida de
cuento de hadas sacar malas notas o sucumbir a las expectativas de
sus padres le resultara un drama, pero Logan sabía lo que la vida
podía llegar a hacerte. Él estaba podrido por dentro, era incapaz
de amar y destilaba amargura.
Suspiró
al contemplar a Carla en la entrada de su puerta. En cuanto la vio
llegar, caviló la idea de hacerla pasar para que ambos pudieran
pasar un buen rato, pero en seguida desterró aquel pasatiempo de su
cabeza. Aquella chica estaba empezando a colarse por él, y exigía
la clase de atenciones que a un hombre como Logan le parecían
patéticas.
No
le había dado nada a lo que aferrarse, salvo un par de revolcones y
cuatro palabras de deseo cuando estaban en mitad de un polvo. Carla y
su tío podían irse al infierno, pues Logan no los necesitaba. Ni a
ellos ni a la dulce Lola, por mucho que ardiera en deseos de pegarle
una patada a la puerta de su casa y meterse con ella en la cama.
Los
nudillos de su tío golpearon contra la puerta de su habitación.
─Carla
está ahí fuera esperándote. ¿Es que ni siquiera vas a salir a
decirle algo? ¡Se merece un poco de respeto por tu parte! ─le
exigió.
Curioso
que aquel miserable hablara de respeto...
Logan
ladeó la cabeza para encontrarse con los ojos desorbitados de su
tío. No era más que un borracho al que le pagaba el alquiler. Por
tanto, le convenía cerrar el pico si no quería regresar al agujero
inmundo del que lo había sacado.
─Métete
en tus asuntos ─le espetó.
─No
puedes tratar a la gente así. No tienes de derecho. ¿Acaso eres el
único que ha sufrido?
En
un arrebato de ira, Logan estrelló la botella de cristal contra la
pared, y el vidrio estalló en pedacitos de cristal que se
esparcieron por el suelo. Su tío lo contempló anonadado, sin decir
una sola palabra. Logan lo apuntó con un dedo mientras cruzaba la
habitación.
─No
quiero volver a ordenarte que te calles.
─Sé
que me detestas, pero ni siquiera eso te da derecho a... ─se
detuvo en cuanto Logan le dedicó una mirada atravesada─.
Ya sé que me brindaste tu ayuda, y que has pagado el alquiler de
esta casa durante años, pero...
─No digas
algo de lo que te puedas arrepentir. Ya no soy ese niño que huía de
todo.
La nuez de la
garganta de su tío subía y bajaba con nerviosismo. Logan lo
contempló con una sonrisa torcida antes de bajar las escaleras para
encontrarse con Carla, quien lo esperaba retorciéndose el cabello en
una muestra de evidente nerviosismo.
─Te dije que
no volvieras por aquí ─le espetó, sin saludarla.
La chica
asintió con los labios temblorosos. Él sabía que había ido a su
casa con la intención de hacerlo cambiar de idea, pero Logan no
podía darle lo que ella quería. Al fin y al cabo, Carla no
significaba nada para él.
─Lo sé,
pero... ─lo miró con ansiedad a los ojos, buscando encontrar un
poco de aprecio. Algo que lo hiciera recapacitar y ofrecerle el
cariño que ella necesitaba.
Logan supo que
Carla se conformaría con las migajas de su cariño, y se sintió
miserable por los sentimientos que suscitaba en aquella chica. Jamás
le concedería algo tan pobre, pues durante años, él se había
tenido que conformar con gestos de afecto que nunca llegaban. Hasta
que se había convertido en un hombre frío al que lo habían
despojado de la capacidad de amar, Logan Taylor fue un chiquillo
desgraciado que sufrió durante años.
─¿Has venido
andando? ─le preguntó.
Carla asintió
con los ojos llorosos, por lo que Logan resopló y caminó hacia su
moto.
─Te llevo a
casa.
Carla murmuró
un débil agradecimiento antes de subirse a la moto y agarrarse a su
espalda. Logan condujo deprisa hacia la casa de la joven, y la dejó
allí porque era lo menos que podía hacer por ella.
Decidió
regresar de vuelta a casa de su tío, pero algo lo detuvo al pasar
por la misma cafetería en la que se había encontrado con Lola. Se
sintió impulsado por un resorte desconocido, y antes de que pudiera
darse cuenta de lo que hacía, entró en aquel lugar movido por la
necesidad apremiante de encontrarla de nuevo.
Se sorprendió
al percatarse de que ella estaba al otro lado de la barra, sirviendo
cafés mientras limpiaba la barra de madera con una bayeta amarilla
en la mano. Parpadeó confundido al encontrarla de aquella guisa,
cuando la idea que se había forjado era la de una jovencita mimada
que por las tardes se iba de compras con sus amigas.
─Una cerveza
bien fría ─le pidió, y ella se sobresaltó al escuchar su voz.
Rodó los ojos
oscuros hacia él, por lo que Logan la saludó con un asentimiento de
cabeza. Ella suspiró, descorchó una cerveza y se la tendió con
fingido buen humor.
─¿Qué haces
aquí? ─le preguntó sin dar rodeos.
─Aprovechar
que estoy expulsada de clase durante una semana para emplear mi
tiempo en algo productivo ─rezongó, mientras preparaba el café
que acababan de pedirle.
Logan la
observó divertido. Se llevó el botellín de cerveza a los labios y
sonrió cuando Lola se colocó una mano en la frente para limpiarse
el sudor que le perlaba la frente.
─¿Cuándo
terminas tu turno? ─le preguntó, con la idea de proponerle algo
que le rondaba la cabeza.
─Dentro de
quince minutos.
─Entonces
dentro de quince minutos serás mía ─le aseguró él.
Lola puso los
ojos en blanco.
─¿Qué te
hace pensar que voy a aceptar?
─Porque te lo
estás pensando. De no desearlo, ya te habrías negado.
─Me marcho a
casa en cuanto termine mi turno. Ya he tenido suficiente con una
semana de expulsión del instituto ─le explicó, consternada por su
situación─. Lo único que quiero es olvidar esta maldita semana.
─Eso déjamelo
a mí. Cuando te vengas conmigo solo podrás acordarte de mí.
─Te das
demasiada importancia, Logan ─lo acusó, limpiando la barra por
encima de sus manos para incordiarlo.
Logan le agarró
la muñeca en cuanto la tuvo cerca.
─¿No tienes
derecho a divertirte tras una agotadora jornada laboral?
─Me apetece
divertirme en una compañía que no sea la tuya.
─Qué
mentirosa ─la miró a los ojos y acarició su muñeca con el
pulgar─. Seguro que siempre haces lo que te ordenan.
─No voy a
entrar en tu juego.
Logan puso las
manos en alto al percatarse de que ella no claudicaba.
─De acuerdo,
pero al menos tómate una copa conmigo cuando acabes tu turno. Así
fingiré que no te has alegrado de verme en cuanto te he pedido una
cerveza.
A mí no me engañas.
Lola hizo que
lo ignoraba, pero él se percató de que los labios de ella se
curvaban en una sonrisa mientras atendía a otro cliente. Durante los
minutos que quedaban para acabar su turno, la observó trabajar y se
deleitó en sus mejillas coloreadas cada vez que lo miraba de reojo
para asegurarse de que seguía observándola.
Se terminó la
cerveza de un trago cuando ella se sacó el delantal por la cabeza,
cogió una cerveza y un refresco de la cámara frigorífica y caminó
hacia él para sentarse a su lado.
─Hoy es mi
último día de trabajo, así que supongo que merezco una cita con un
chico presuntuoso que está encantado de conocerse ─le dijo.
Logan no pudo
evitar reír ante aquel comentario. Alzó la cerveza para brindar
antes de llevársela a los labios y decir:
─Por tu
último día de trabajo con un chico que te encanta aunque trates de
fingir lo contrario ─tomó un trago, y se percató de que Lola
sonreía.
─Discrepo
─replicó, por lo que él la contempló con curiosidad─. Voy a
seguir trabajando aquí. Es mi último día, porque la semana que
viene empiezo con contrato.
─¿Lo haces
para molestar a tus padres? ─adivinó─, ¿O para decirte a ti
misma que no eres la chiquilla modosita que acata las normas que le
imponen los demás?
Torció el
gesto y bebió un trago del refresco.
─Es evidente
que lo hago para molestar a mis padres. ¿Qué puedes esperar de una
chica que tiene diecisiete años?
Ambos se rieron
sin poder evitarlo.
Logan se
percató que ella no se separaba de él, pese a que había colocado
un brazo tras el respaldo de su silla en un intento por tenerla más
cerca. Ella comentó algo acerca una canción que acababan de poner
en el karaoke de la cafetería, y Logan alucinó al escuchar que era
una fanática declarada de Extremoduro.
─¿Qué? ─se
divirtió al contemplar el gesto de él.
─Pensé que
te gustaría Laura Pausini, y todos esos cantantes que les gustan a
las chicas como tú.
Ella bostezó
ante su comentario.
─Para ser un
macarra con pinta de chulo tienes muchos prejuicios ─le soltó con
descaro.
Antes de que él
pudiera responderle, se bajó del taburete y corrió a hacerse con el
micrófono del karaoke. A grito pelado, exigió silencio mientras
llamaba la atención de todos los clientes del local. Logan la
observó con los ojos abiertos de par en par, alucinado por el
apremio que aquella joven mostraba. No la hacía tan osada, pero la
frescura que demostraba fue un soplo de aire fresco que le hacía
mucha falta a un tipo de ánimo oxidado como él.
─Quiero que
todos le deis un fuerte aplauso a Logan. Está deseando cantar esta
canción, pero el pobre es muy vergonzoso. Necesita que lo animéis a
subir al escenario. ¡Loooooogan, Looooogan, Loooogan!
Estuvo a punto
de atragantarse con la cerveza, pero no dudó en caminar hacia Lola
cuando las miradas de aquel local se clavaron en él. Con una sonrisa
feroz, cogió el micrófono que ella le ofrecía, pero la atrajo por
la cintura cuando la música comenzó a sonar y ella trató de
escabullirse.
─¿No
pensarás dejarme solo en esto, eh graciosilla? ─la increpó, pero
no estaba enfadado. Sin poder creérselo, el gesto impetuoso de ella
lo había divertido.
Lola le dedicó
un gesto angelical.
─Pero ahí
tienes un montón de mujeres que se mueren porque les dediques esta
canción... Cómo eres taaaaaaan seductor....─replicó con guasa.
Logan acercó
sus labios al oído.
─Prefiero
conquistar a la única que me interesa ─pronunció sobre su oído.
Sintió que
ella se acaloraba, miraba hacia otra parte y trataba de escapar, por
lo que la tomó de la cintura para acercarla hacia su cuerpo. Plantó
el micrófono delante de ambos y los dos rompieron a cantar.
Soñar
despierto con la luz de su sonrisa;
soñé
en hablarle de su pelo y ser la brisa;
pensé decirle que la vida era su boca,
y no.
Pasa a mi lado su olor
y contengo la respiración.
Sufre Julieta en su balcón
viendo escalar a su galán.
Pensé decirle: más clara la luna brilla
y dar contra el suelo otra vez más
al contacto con la realidad.
pensé decirle que la vida era su boca,
y no.
Pasa a mi lado su olor
y contengo la respiración.
Sufre Julieta en su balcón
viendo escalar a su galán.
Pensé decirle: más clara la luna brilla
y dar contra el suelo otra vez más
al contacto con la realidad.
A
Lola se le perdieron las palabras con aquello que seguía de: “hoy
te la meto de todas todas”, por lo que a Logan se le saltaron las
lágrimas cuando se puso colorada y quiso salir del escenario. Al
final, consiguieron terminar la canción ganándose el aplauso del
inesperado público que los observaba forcejear con el micrófono.
Lola
insistió en cantar la canción de Pimpinela, y Logan le concedió
aquel deseo. Pero luego vinieron otras canciones, miradas de reojos y
alguna que otra caricia dada de manera poco inocente. Al final, Lola
se dio cuenta que llegaba dos horas tarde a su casa, por lo que le
pidió que la llevara de regreso en aquella moto que tanto respeto le
infundaba.
Él
disfrutó de lo lindo cuando ella se agarró a su cintura y le gritó
un par de cosas que le hicieron bastante gracia. En cuanto la dejó
frente a la acera de su casa, ella fingió que no estaba avergonzada
por sus mejillas sonrojadas, y él fingió que no se había percatado
de ello.
─¿Todavía
vas a seguir diciendo que no estás intentando ligar conmigo? ─le
soltó con arrojo, en un intento por desprenderse del rubor que la
sofocaba.
Logan
la contempló con un deseo creciente en sus pantalones.
─No...
─su voz sonó más ronca que de costumbre. Se acercó a ella con
hambre y detuvo la mirada en sus labios─. Ahora voy a besarte y vas
a fingir que te tomará por sorpresa...., pero te gustará.
Lola
dejó escapar el aire al sentir que la boca de Logan capturaba la
suya. Cerró los ojos y exhaló un suspiro que fue directo a la
entrepierna de Logan, por lo que avivó las manos de él, que
recorrieron su cintura hasta agarrarle las nalgas para presionarla
contra la erección. Ella sofocó un gemido, mitad deseo mitad
sorpresa a causa de las sensaciones que él despertaba en ella.
Cuando se separaron, Lola lo observó con los ojos entrecerrados;
nublados por la pasión que la cegaba en aquel momento.
─No
me ha gustado tanto ─mintió con los labios apretados, mirando
hacia otro lado.
Logan
volvió a aplastar sus labios contra los de ella, hasta que consiguió
que ella pronunciara su nombre con una voz que lo enloqueció.
─Logan...
yo...
La
tomó de la barbilla para separarla, y la observó con un brillo
salvaje en los ojos.
─Quieres
volver a repetirlo, lo sé ─enfurecida, ella quiso replicar, por lo
que él le soltó un beso rápido que la dejó atontada hasta que las
siguientes palabras llegaron─. Pero me tengo que ir. Buenas noches,
Lola.
Se
montó en la moto, y ella lo contempló con la boca abierta.
─¡Adios!
─le gritó, antes de correr hacia la puerta de su casa para
encerrarse dentro sin dirigirle una sola mirada.
Qué dura es la vida!
Logan
se echó a reír, y no pudo parar de contemplarla hasta que ella se
encerró dentro. Se llevó las manos a los labios para recordar el
sabor de aquella boca dulce, inocente y que sabía tan bien. Antes de
arrancar la moto, se percató de que en la casa de al lado alguien lo
observaba sin perder detalle.
¿Quieres ayudar a que la historia se conozca? Comparte esta imagen, comenta y no dejes de leer. Porque todo el mundo merece conocer a Lola, Álvaro y Logan
Me encanta!!!! que ganad tenia ya!!!! decidido Logan me encanta!!!!! que ganas de que llegue el.lunes... ese momento karaoque por favor.... y alvaro ese momento besazo tiene que estar verde de celos.... felicidades te superas en cada capitulo!!!!!!
ResponderEliminara Álvarito lo corroen los celos... habrá que ver cómo reacciona. Hasta el lunes!
EliminarOoooooo se esta poniendo muy interesante 😄😄😄me encanta 😄😄😄😄😄
ResponderEliminarmuchas gracias! hasta el lunes!
EliminarAy mi logan xdiosss me tiene locaa
ResponderEliminarjajaja nos vemos el lunes!!
EliminarMe encanta la historia, Logan un personaje muy interesante, y Alvaro un redomado idiota.
ResponderEliminarAy... ese Álvaro que nos trae por la calle de la amargura xD
EliminarMadre miaaaaa tantos dias esperando y me quedo con ganas de masssss jajjajajja que será lo que oculta Logan? Acabará Álvaro loco de celos? Aixxxxxx
ResponderEliminarEstá celoso y se lo merece¡!
EliminarMe ha encantado!!! Deseando q llegue el lunes. 😘
ResponderEliminarel lunes más y mejor :D
EliminarEs que Logan es un desverganzado jajaaja pero sexy DIOOOOOOOOOOOOOOOOOOS!!!!!!!!!!!!!!! me encanto este capitulo Choe valio la pena esperar una semana hastea el lunes besos bella !!!!!!!!!
ResponderEliminarmi Logan todavía tiene mucho que mostras <3 besosss
EliminarMe encanto!!!Vaya capitulo mas bueno!!!Este Logan me esta ganando cada dia mas,fantastico Chloe,enhorabuena te superas!!!!
ResponderEliminargraciassss!!! nos vemos el lunes :D
EliminarMe mola mucho Logan . Alvarito muere de celossss y lo que te queda jajaja
ResponderEliminarjajajajaj mañana nuevo capítulo ;)
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