CAPÍTULO NUEVE:
PARÉNTESIS
No se imaginó que algo tan simple como fregar platos y
servir comandas pudiera renovarle el ánimo. En realidad, su pequeña
victoria no era más que una acto de rebeldía contra sus padres,
quienes por mucho que se habían empeñado, no pudieron impedir que
Lola aceptara el empleo de media jornada que su jefe Javier le había
propuesto.
Sentía que era un poco más independiente, y por qué
no, disfrutaba ante las miradas juiciosas que Álvaro le lanzaba
cuando, tras salir de clase, almorzaba por el camino y se iba directa
a la cafetería en la que trabajaba con una sonrisa de oreja a oreja
que ni siquiera su amiga Andrea comprendía.
De acuerdo, también estaba Logan. Ese joven enigmático
del que poco conocía. Era oscuro, la fascinaba y le resultaba la
clase de chico al que nunca acababas de conocer. Sus encuentros
siempre habían estado propulsados por él, y pese a que Lola se
moría de ganas por volver a verlo, no tenía ni la más remota idea
de donde encontrarlo. Desconocía su número de teléfono, sus
apellidos o cualquier otra señal que lo ayudara a identificarlo.
Sólo tenía un nombre, y la sospecha de que Logan era la clase de
lobo solitario al que convenía evitar. Pero al fin y al cabo, le
había devuelto la mermada confianza en sí misma, pues mientras que
Álvaro le resultaba esquivo y la empequeñecía, con Logan sentía
que podía ser ella misma sin sentirse juzgada, estúpida e
insignificante.
─¡Eh, camarera! Mi taza de café tiene una mancha ─se
quejó una voz chillona.
Lola suspiró antes de dirigirse hacia Vanesa, aquella
compañera de clase que tras descubrir el lugar en el que trabajaba
asistía todas las tardes para molestarla porque debía tener una
vida aburrida y tan superficial como las mechas californianas que le
decoloraban la mitad de un cabello tan quemado como el pelaje de un
dromedario en pleno desierto.
Con suma paciencia, retiró la taza de café y le sirvió
una nueva con un sobresito de sacarina y dos dedos de leche. Vanesa
retiró la sacarina de un manotazo, por lo que el sobre impactó
contra la frente de la pobre Lola, quien frunció los labios para
tragarse las ganas que sentía de soltarle un sopapo a aquella
malcriada.
─Ahora lo quiero con azúcar ─le espetó con
altanería.
Lola asintió, le tendió un sobre de azúcar y volvió
a forzar una falsa sonrisa antes de decir:
─¿Está segura?
Vanesa le dedicó una mirada asesina.
─¿Te pagan por hablar o por trabajar? ─siseó,
volcando el azúcar sobre el café.
Lola se encogió de hombros antes de darse la vuelta.
Estaba harta de la petarda de Vanesa, y mucho se temía que si no la
ponía en su lugar aquella joven impertinente y cargada de veneno la
visitaría todas las tardes hasta que Lola perdiera su trabajo.
─Yo solo digo que deberías medir los dulces que te
comes ─ante el comentario, la susodicha tiró la cucharilla al
suelo, lo que no impidió que Lola continuara─, porque como sigas
ingiriendo tantos sobres de azúcar no vas a caber en esos vaqueros
que tanto te gustan.
─¡Cómo te atreves!
Lola soltó una risilla y corrió a esconderse dentro
del almacén para que Vanesa no escuchara la carcajada liberadora que
escapó de su garganta. Estaba hasta las narices de guardar las
formas, pues siempre había sido la jovencita educada y displicente
que le habían exigido. Así que por primera vez en muchos años, se
alegró de reivindicarse a sí misma al defenderse de las pullas
incesantes que le soltaba Vanesa.
Regresó a la zona de la barra con una caja de batidos
de chocolate. Al soltarla en el suelo, se encontró con las mejillas
teñidas de rojo de Vanesa, por lo que supuso que la susodicha iba a
explotar en cuestión de segundos.
─Tú...─le habló con la voz tensa mientras la
señalaba con un dedo─. Exijo hablar con tu encargado para poner
una hoja de reclamaciones.
Lola la observo con fingido aburrimiento.
─¿No deberías estar estudiando en vez de perder el
tiempo?
─Lo que yo haga o deje de hacer...
─Porque mañana tenemos un examen ─le mintió, con
tanta calma que Vanesa soltó un alarido.
─¿Un examen? Pero... yo no me he enterado de nada.
─Es natural. Nunca prestas atención en clase, pero el
profesor Gutierrez nos examina de economía el próximo día. Lo dijo
muy clarito: si suspendes este examen puedes dar por perdida la
evaluación.
A Vanesa se le descompuso la expresión. Se bajó del
taburete a toda prisa, dejó el café intacto sobre la barra,
extendió un par de monedas y se marchó corriendo con la intención
de estudiar para un examen que no existía. Así, Lola pudo continuar
con su jornada laboral con la tranquilidad que se merecía.
El próximo día tendría un pequeño problema al hacer
frente a los gritos de Vanesa, pero no le concedería importancia
hasta que llegara la hora.
Se marchó de la cafetería pasada la noche, y por si
acaso, esperó a que Logan apareciera por sorpresa para recogerla en
aquella moto que ya no le daba tanto pavor. Hacía más de una semana
que no se veían. Concretamente, desde aquel karaoke compartido tras
el cual habían compartido un beso que la había dejado con ganas de
más. Estaba segura de que él volvería a aparecer sin avisar, pero
empezaba a impacientarse.
De manera inconsciente, se llevó las manos a la boca y
las comisuras se le curvaron en una sonrisa. Recordaba el tacto de
aquel beso salvaje. Lo que las manos de él habían provocado en su
piel. El gruñido que escapó de su garganta cuando se separó de
ella.
¡Cómo besaba!
Caminó de regreso a su casa pensando en Logan, y sintió
que Álvaro se difuminaba hasta convertirse en un recuerdo casi
lejano del que podría olvidarse si Logan seguía dejándose ver de
vez en cuando. Pero todo se le olvidó al encontrarse en el porche de
la casa de al lado al hombre por el que las clases de literatura se
le atragantaban. Lo saludó con un breve movimiento de cabeza y
continuó su camino con premura, con la intención de encerrarse en
su casa. Por ello, se sobresaltó cuando él la llamó por su nombre
con aquella inconfundible voz grave que avivaba los recuerdos de
aquel verano que habían compartido juntos.
Lo miró a los ojos, se detuvo movida por la inercia de
su voz y recordó uno de aquellos momentos que la hacían
replantearse si Álvaro no se merecía el beneficio de la duda.
Lola estaba bañando con la manguera de agua al perro
de Álvaro, que no dejaba de sacudirse el agua hasta que la puso
perdida. Si ella sabía que no lo hacía por el dinero, él también
debía de advertirlo. Cuidaba de aquel perro porque era la escusa
perfecta para pasar tiempo en su compañía.
De vez en cuando compartían charlas en el porche, un
helado o la lectura de algún libro. Lo observaba mientras leía, con
aquellos ojos oscuros tan concentrados en la lectura, la voz grave
acariciándole el cuerpo y los músculos relajados. Era mayor,
atractivo, varonil...., distinto.
Lola terminó de secar a Simba y se escurrió la
camiseta empapada. Aprovechó que Álvaro había salido para quitarse
la camiseta y disfrutar del sol del verano. En un arrebato de
atrevimiento, se tendió sobre la hamaca que había dispuesta sobre
el cesped, se quitó el sujetador y cerró los ojos para disfrutar de
los rayos de sol que le calentaban la piel.
No supo cuanto tiempo pasó en aquella postura, pero
se encontraba tan cómoda y relajada que ni siquiera fue consciente
de la puerta trasera que se abría. De repente, sintió que alguien
la observaba y abrió los ojos para descubrir a Álvaro a pocos
metros, con dos refrescos en la mano derecha y los ojos fijos en sus
pechos. Tenía la mirada oscurecida y el semblante tenso. Había
hambre en sus ojos. Una inconfundible hambre en aquellos ojos oscuros
que la miraban como si fuera una mujer.
A Lola le costó reaccionar hasta que soltó un
grito, se tapó con el sujetador y lo insultó sin medir sus
palabras. Álvaro musitó una disculpa carga de torpeza, se dio la
vuelta y esperó a que ella se vistiera. En cuanto lo hizo, Lola echó
a correr hacia la puerta.
─¡Dime que no has visto nada! ─le rogó, al
borde del llanto.
Pillada
Álvaro la contemplaba con una mezcla de confusión y
severidad, que se disipó en el instante en el que se percató de lo
afectada que estaba. Dio un paso hacia ella para tranquilizarla, pero
Lola puso las manos entre ambos y soltó un juramento cargado de
histeria.
─No he visto nada ─le aseguró.
─¡Mentiroso! ─chilló.
─Pensé que era lo que querías oír...
Quiso golpearlo porque se sentía humillada, pero
todo lo que pudo hacer fue darse la vuelta y echarse a llorar. Lloró
como una chiquilla a la que le habían quitado la toalla en el
vestuario del instituto. Lloró porque temía que él no la
encontrara atractiva, porque le daba vergüenza y por demasiadas
cosas que fue incapaz de explicarse a sí misma...
Entonces, él le puso una mano en la espalda para
calmarla con una voz cauta que la obligó a mirarlo a los ojos. Su
rostro estaba bañado por la sonrisa cargada de buenas intenciones
que intentaba hacerla sentir mejor, por lo que se sorbió las
lágrimas mientras un temblor le recorría todo el cuerpo.
─Fingiremos que esto no ha pasado nunca, ¿De
acuerdo?
Asintió con los ojos llorosos.
─Te prometo que no jamás hablaré de lo sucedido
─le aseguró solemne.
─Pero no me mires como si fuera horrible ─musitó
abochornada.
Álvaro la miró muy sorprendido.
─Creo que has tergiversado mi mirada ─respondió
con tranquilidad─. Ojalá fueras horrible, pero no lo eres.
***
Logan comenzó a meter la ropa en la maleta a toda
prisa. Echó una mirada furiosa a su tío cuando éste intentó
acercarse a él para colocarle una mano en el hombro. Al final, se
quedó a medio camino mientras lo contemplaba recoger sus escasas
pertenencias, echárselas al hombro y descender las escaleras a toda
prisa.
A Logan Taylor solo le importaba una persona en este
mundo..., y se estaba muriendo. Echó la vista atrás antes de salir
por la puerta y montarse en la moto. Durante un instante, creyó que
iba de vuelta a casa, hasta que recordó que él no tenía aquello
que otros llamaban hogar.
Condujo a toda prisa, serpenteando entre las calles y
perdiéndose en el rugido del motor. No sabía cuando regresaría,
pero tal vez sería mejor así. Había vuelto a España para pasar
unas semanas en las que debía dar con su objetivo. Por supuesto, no
había contado con encontrarse a una distracción como Lola.
¿Eso es lo que era aquella chiquilla?
Sacudió la cabeza y prefirió no pensarlo. Tal vez
fuera mejor así. No debería volver a verla.
***
Álvaro observó a Lola caminar hacia donde estaba. La
había visto en varias ocasiones acompañada de aquel motorista.
Sentía que la estaba perdiendo, y en cierto modo, tenía que ser
así. Pero no podía evitar que aquella parte salvaje se apoderara de
él cuando se percataba de que estaba en compañía de alguien que no
era él.
Tenía que ser Álvaro, y sin embargo....
─¿Vuelves del trabajo? ─le preguntó.
Ella asintió.
Se preocupó al contemplar las machas grises que tenía
bajo los párpados. Una chica como Lola tenía que dedicarse a
estudiar y explotar todo su potencial. Era inteligente, creativa y él
no podía permitir que desaprovechara su talento de aquella manera.
─¿A quien intentas impresionar con lo que haces?
─inquirió, molesto porque ella no se tomara en serio su futuro.
Lo miró con los ojos muy abiertos, como si aquella
pregunta careciera de sentido.
─No sé a qué te refieres.
─Claro que sí ─insistió, pero optó por dejar
aquel tema. Se hizo a un lado para invitarla a entrar en casa, y se
enfureció consigo mismo al percatarse de que ella dudaba en aceptar
su invitación─. Tengo algo para ti.
─Bueno...
Agobiado por su reticencia, Álvaro la tomó de la mano
y la arrastró hacia el interior de la casa. Sintió que ella se
tensaba ante su cercanía, por lo que se separó de aquel cuerpo que
lo tentaba y se dirigió hacia una mesita en la que tenía un paquete
envuelto que le entregó sin decir una palabra.
─No es mi cumpleaños ─le dijo ella.
─Sé perfectamente cuando es tu cumpleaños. Ábrelo.
Lola desgarró el papel para contemplar el libro que él
le había regalado. Sus labios se curvaron en una sonrisa al
contemplar el ejemplar de Vamos a calentar el sol, la continuación
de Mi planta de naranja lima.
─No quiero que pierdas ese entusiasmo que te
caracteriza ─le explicó.
Ella aferró el libro contra su pecho pero frunció el
entrecejo.
─No sé a qué te refieres ─murmuró con voz queda.
Él dio un paso hacia ella para sostenerla por los
hombros.
─Quiero que la Lola que un día conocí vuelva.
─Estoy aquí.
─¿Ah sí? ─le habló a escasos centímetros de los
labios hasta que sintió que ella temblaba.
─Álvaro...
Le acarició la mejilla con el pulgar.
─Estoy harto de hacer lo correcto.
Aplastó sus labios contra los de ella y la besó. Lo
hizo porque le daba la gana, porque no podía contenerse por más
tiempo y porque sabía que aquello sucedería tarde o temprano, así
que mejor que fuera en aquel instante que la estaba perdiendo...
Lola: "poooooor fin ha espabilado!!"
¿Os ha gustado? ¿Qué pasará en el próximo capítulo? ¡No olvides comentar y compartir! Hasta el jueves
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAhhhh! Por Dios, Por fin, Uff Chloe me tienes Flipando con esta Historia... Por favor mas no te demores!
ResponderEliminargracias¡! el jueves más
EliminarPor fin se ha lanzadoooo!!tengo unas ganas temendras de saber como reacciona lolaa
ResponderEliminarufffla reacción de Lola será BRUTAL
EliminarDios! No se cual de los dos me gusta más. Y que se quede con los dos!!!
ResponderEliminarjajajajaja bueno... eso sería complicado para álvaro y logan xD
EliminarPor fin se decidio alvarito!!!!!! pero me.sigue gustando.logan!!!!! le pone sal a la vida... el.jueves espero que este de vuelta, quien estara mueriendo???que nervios.... quiero que siga poniendo celoson a alvaro... jajajajajaja felicidades me encanta...
ResponderEliminarya tienes todas las respuestas en el siguiente capítulo ;)
EliminarYujuu su primer beso :-) :-)
ResponderEliminarCreo q por fin esta abriendo los ojitos nuestro profe, por Logan siempre esta presente en los pensamientos de nuestra Lola... me gusta como va ... el jueves un poquito mas largo mi querida Chloe. ♡♡♡♡♡♡
ResponderEliminardesgraciadamente a Álvaro le queda mucho por aprender... si no espabila....
EliminarAyyyyyyy que porfin se abren los dos caminos esto esta que arde !! Pobre Lola vaya caos ♥♡♥♡
ResponderEliminargracias por leerme!
EliminarOh por dioos!!!!!!!!!!!! por fin el profe se da cuenta es que se estaba conteniendo tanto hasta eljueves ... gracias Choe tremendo capitulo!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminargracias a ti! me alegro que te haya gustado!
EliminarXfinn pero y logan donde va ?? Ayyy me a parecido muy cortito 😭
ResponderEliminarya tienes el siguiente ;)
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ResponderEliminarQue cortito se me ha hecho jijiji Chloe como nos dejas asi em medio de un besooooo
ResponderEliminaraaaaah ha sido un buen final jajajaj con beso y todo :)
EliminarAy ay aaaay! Que va a pasar ahora?? Ya verás, Lola echa un lío ¡normal! Yo sigo diciendo que habrá algún modo de que se quede con los dos no? Tiene complicada elección...
ResponderEliminarQué ganas de nuevo capiiii *-*
JAJAJAJA no creo que esa opción les guste a álvaro y logan... xD
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