CAPÍTULO
VEINTIDÓS: AMANDA
Álvaro se retorcía
sobre el colchón, con el cuerpo sudoroso enredado entre las sábanas,
los párpados pesados y los labios entreabiertos, gimiendo el nombre
de Amanda. Con rabia. Con odio.
Había tenido ese
sueño durante noches. El recuerdo de su difunta novia lo atosigaba.
Era un veneno adictivo que le impedía descansar, pero era incapaz de
separarse del recuerdo culposo que aquella mujer infligía en su
memoria.
Sentado a los pies
de su cama, la observó peinarse el cabello con un movimiento
estudiado. Los ojos azules clavados en su propio reflejo, hipnotizada
ante una belleza que arrancaba sus alardes más primitivos. Tenía
la boca curvada en una sonrisa apacible que a él no podía
engañarlo, pues aquellos labios curvados ocultaban una intención
malvada.
Con las manos
pálidas de manicura perfecta, se echó el cabello hacia atrás y lo
desparramó sobre sus hombros. El brillo de los ojos azules demostró
que era consciente de la manera en la que él la observaba. Maldita
fuera por ser consciente de que la odiaba y la deseaba al mismo
tiempo. Quería matarla con sus propias manos tras follarla con
rabia. Enredar el puño en su cabello y besar sus labios. Acariciar
aquel vientre que ella sabría utilizar en su contra.
El peine de púas
anchas resplandecía sobre el escritorio. Amanda acarició el mango
del cepillo en un acto lascivo que a él le resultó repugnante. Años
atrás, la habría tomado sobre la peinadora para saciar su deseo. Se
habría enterrado en unos muslos cálidos, disfrutando del placer de
poseerla.
En ese instante
reconoció que solo había una cosa que le interesara de ella. Rodó
los ojos hacia el vientre todavía plano, oculto bajo la bata de seda
roja que acariciaba la piel del color de la crema. Amanda se percató
de lo que él observaba conmovido, y rabiosa, estampó el peine
contra el espejo hasta hacerlo pedazos. Su rostro se convirtió en
una máscara de odio que a él llegó a asustarlo. Consciente de las
intenciones de Amanda, se levantó para detenerle cuando esta inclinó
la cabeza hacia arriba y le dedicó una sonrisa, apenas una mueca
torcida que recibió a través de un pedazo de cristal. Agarró uno
de los trozos afilados dispersos sobre el escritorio con tal ímpetu
que el cristal le rajó la palma de la mano. Gotas de sangre densa y
oscuras mancharon la peinadora. Antes de que consiguiera aplastar el
vidrio roto contra su muñeca, Álvaro consiguió detenerla.
Forcejearon durante unos segundos en los que venció la superioridad
física. Con fastidio, Amanda soltó el cristal y enredó las manos
sobre el cuello de Álvaro. Lo atrajo hacia su boca, pero este la
repudió con sincero desprecio. La boca de Amanda trazó un recorrido
lascivo por su cuello antes de encontrar el lóbulo de su oreja.
─No vas a poder
controlarme las veinticuatro horas del día... ─le advirtió.
Álvaro se
estremeció al escuchar en la boca de aquella maldita mujer sus
verdaderas intenciones. Había observado la mirada asqueada de Amanda
al descubrir su embarazo. La manera despreciable en la que se
acariciaba el vientre.
Descubrió la mirada
cargada de desprecio hacia el hijo de ambos, pero necesitó ignorarla
porque jamás la creyó una mujer tan terrible. Se había enamorado
del mismísimo demonio y Dios se lo estaba haciendo pagar.
Amanda detestaba al
hijo de ambos porque era el único resquicio de amor que le quedaba
de Álvaro. Él ya no la quería, pero amaba con todas sus fuerzas al
hijo de ambos.
─¿Serías capaz
de asesinar a tu propio hijo? ─preguntó, zarandeándola con
violencia por los hombros.
Amanda se revolvió
furiosa y clavó las uñas en el rostro de Álvaro. La piel de su
mejilla ardió cuando unas gotas calientes le bañaron el pómulo.
─Soy capaz de
cualquier cosa, mi amor. Acabo de marcar tu mejilla para que nunca te
olvides de la clase de mujer que duerme a tu lado.
Se despertó
alterado tras gritar el nombre de aquella zorra. Se llevó las manos
al rostro sudoroso, todavía aterrado por el recuerdo de Amanda.
Aquella mujer jamás lo dejaría en paz. Le había arruinado la vida
con su muerte, pero insistía en amargarle la existencia aún
enterrada en aquel cementerio.
Los primeros rayos
de la mañana se colaron por la rendija de la persiana, por lo que se
incorporó para darse una ducha helada que lo hizo desprenderse de
aquella sensación agobiante que lo acaecía cada vez que pensaba en
Amanda.
Salió con Simba a
dar un paseo, pero este salió disparado en cuanto reconoció a Lola.
Fue incapaz de controlarlo y la correa se escapó de sus manos. Con
paso apresurado, fue al encuentro de su perro, que se había subido
sobre los cuartos traseros y colocado las patas delanteras sobre el
pecho de Lola. La joven lo recibió con una sonrisa mientras le
rascaba detrás de las orejas y le hablaba con voz melosa.
Incluso en eso
era distinta a Amanda..., pensó con tristeza. Amanda siempre
había detestado a los animales, pero él jamás se lo tuvo en cuenta
hasta que fue él mismo quien empezó a odiarla a ella. Sólo
entonces descubrió que una persona que era incapaz de mostrar
empatía por un animal destilaba maldad por cada poro de su piel.
Demasiado tarde.
─Perdona, Lola ─se
disculpó, agarrando la correa de Simba para separarlo de ella─.
Simba te adora y se ha puesto muy contento en cuanto te ha visto.
La joven le restó
importancia con una sonrisa dulce que a él lo encandiló.
─Me encantan los
animales, pero en casa no podemos tener uno porque mi hermano es
alérgico al pelo de perro... sin embargo, llora cada vez que mi
madre le prohíbe acercarse a algún animal. ¿Te lo puedes creer?
─bromeó.
Álvaro se percató
de que una simple charla con Lola conseguía ponerlo de buen humor.
En realidad, nada más verla se había alegrado de ello.
─¿Sigues enfadada
con tu madre? ─quiso saber.
Lola puso mala cara.
─Es ella la que
está cabreada ─lo contradijo─. Su casa, sus reglas. Una vez
escuché que una madre es la mayor dictadora del mundo. En ese
momento creí que era una tontería, pero ahora empiezo a
replanteármelo. Detesto que me traten como a una niña... en fin,
qué te voy a contar a ti, ¿No?
Álvaro sofocó una
risilla ante la incredulidad de Lola.
─Si fueras una
niña no te habría besado ─admitió.
Se percató de que a
ella le temblaba la barbilla. Era dulce y eso le encantaba.
─Pero si no fuera
una niña... habrías continuado ─lo retó con chulería.
Álvaro se tensó
ante la réplica. Ella llevaba razón, pero detestaba que le echara
en cara su falta de iniciativa. ¿Qué se suponía que debía hacer?
¿Obviar que era su alumna? ¿Arrebatarle la virginidad? ¡Solo tenía
diecisiete años!
─Puede que tu
apariencia ya no sea la de una niña, pero si quieres ser tratada
como una adulta deberías comportarte como tal ─le espetó con
frialdad.
─Te refieres a
ignorar que pasas de mí pero en cuanto intento rehacer mi vida te
pones a la defensiva y me obligas a pasar tiempo a tu lado con unas
absurdas clases particulares porque te acojona que pueda alejarme de
ti... entendido ─Álvaro quiso sacudirla por sus palabras, pero
ella no se lo permitió─. Algún día seré yo quien se empeñe en
marcar las distancias. Entonces lo lamentarás.
Se dio media vuelta
y echó a caminar hacia su bicicleta. No supo lo que se apoderó de
él, pero la siguió poseído por la necesidad y la sostuvo del codo
para detenerla.
─Suéltame ─le
ordenó sin mirarlo.
─No me da la gana.
De un tirón, la
volvió hacia su cuerpo y se encontró con que ella temblaba de la
cabeza a los pies. Su entereza se había desmoronado en cuanto él le
puso las manos encima, y para sí mismo, se odió y se vanaglorió
por ello.
Agarró su mano y se
inclinó hacia ella para hablarle muy cerca.
─¿Qué se supone
que tengo que hacer? ─exigió afectado─. Tienes diecisiete años,
Lola... por Dios... ya sabes que me vuelves loco... no me lo pongas
más difícil. ¿Es que no ves que me tienes a tus pies?
Le soltó un empujón
que a él lo dejó perplejo.
─¡Aléjate de mí!
─bramó ella.
Con gran esfuerzo,
se separó de ella para no volver a tocarla.
─Me pides que te
toque pero te enfureces en cuanto te pongo las manos encima
─recriminó dolido.
─Soy de las que no
quiere nada cuando necesita tenerlo todo y le ofrecen migajas de
cariño, ¿Lo has entendido? Así que será mejor que hables con mi
madre e insistas en que las clases ya no son necesarias.
─No ─respondió
calmado.
─¿Es por el
dinero? ¿Tanta falta te hace? ─replicó con malicia─. Seguro que
en clase tienes a muchas alumnas que se morirían por mirarte
embelesadas y que les regalaras los oídos de vez en cuando. Apuesto
a que eso te encanta.
Álvaro se quedó
petrificado.
─¡Qué coño
dices, Lola! ─explotó. Ella rehusó mirarlo─. La única alumna
que me provoca cargo de conciencia eres tú. Si quiero continuar con
esas malditas clases es porque necesito estar contigo en el único
sitio en el que puedo fingir que no te miro como a otra de mis
alumnas. ¿Dinero? ¡Pierdo el tiempo contigo y lo hago gratis!
Lola se quedó
parada cuando lo vio marchar. Sabía que sus últimas palabras
estaban equivocadas y las había soltado en un arrebato de rabia,
pero tal vez fuera mejor así. Tenía que alejarse de Álvaro porque
juntos no se hacían ningún bien. Y además estaba Logan... un chico
por el que empezaba a sentir cosas que la confundían.
¿Acaso era posible
enamorarse de otra persona cuando ya lo estabas de otra?
En la cafetería,
sirvió cafés como una zombie mecanizada. Ni siquiera se percató de
que Vanesa y las compañeras que pululaban alrededor de la abeja
reina entraron en el local. De mala gana, accedió a servirles lo que
habían pedido porque ese era su trabajo.
Si ser adulto
implicaba acatar obligaciones dejando a un lado su orgullo... estaba
segura que detestaba madurar. Prefería continuar en aquellos años
fáciles en los que carecía de responsabilidades.
Estaba reponiendo la
cámara de bebidas cuando escuchó un grito que dejó en silencio a
toda la cafetería. Elevó la cabeza para contemplar el origen de
aquel grito. Supo que algo iba mal en cuanto observó a Vanesa en el
centro del local, gritando y señalando con asco la cucaracha que
había dentro de su taza de café.
─¡Tú, has sido
tú! ─se revolvió hacia Lola y comenzó a acusarla con un dedo.
Lola deseó que la
tierra la tragase mientras era avergonzada delante del resto de
clientes. Por supuesto que aquella cucaracha la había colocado
dentro de la taza Vanesa, pero se sintió incapaz de explicarlo al
centenar de miradas que observaban la escena con repulsión.
Su jefe se acercó
hacia Vanesa e intentó calmarla, pero su compañera de clase gritaba
el nombre de Lola y lloriqueaba como una verdadera víctima, mientras
el resto de sus compañeras la secundaban.
Al cabo de unos
incómodos minutos, su jefe se acercó hacia ella con expresión
circunspecta.
─Lola, esta joven
dice que tú has colocado la cucaracha dentro de la taza de café.
Dice que sois compañeras de clase y que no os lleváis bien. No
quiero pensar mal de ti... pero utilizar el trabajo para rencillas
infantiles denota una inmadurez que no puedo permitir.
─¿Y si no quiere
pensar mal por qué me culpa? ─le reprochó, al borde de las
lágrimas─. Sabe que soy una empleada responsable, nunca ha tenido
una queja de mí, siempre llego puntual... ¿Va a desconfiar por lo
que dice una compañera de clase que solo me tiene manía?
─Lo siento mucho,
Lola. Pero sus acompañantes corroboran lo que dice.
─Pero...
─Será mejor que
te vayas. No te preocupes, te pagaré la indemnización que te
corresponde porque no quiero tener problemas. Es evidente que no
debería haber contratado a una adolescente.
Lola dedicó una
última mirada incrédula a su jefe antes de salir por la puerta. Se
sentía demasiado humillada para sobrevivir a las miradas acusadoras
que le dedicaron el resto de clientes, por lo que echó a correr en
cuanto estuvo fuera del local.
Las lágrimas le
empeñaban los ojos y todo lo que quería era regresar a su casa y
dejar que la misma madre a la que culpaba la defendiera y la
consolara en aquel momento en el que se sentía como una estúpida.
Tenía aquel
pensamiento cuando se golpeó con el pecho de una persona y cayó al
suelo. Se echó a llorar sin poder reprimirlo, y unas manos la
levantaron del suelo con facilidad. Quiso largarse antes de que el
extraño le hiciera preguntas incómodas, pero entonces se encontró
con la mirada azul e inconfundible de Logan.
─Lola, no te he
visto. ¿Te has hecho daño? ─se preocupó él, al percatarse de
sus lágrimas.
Ella sacudió la
cabeza e intentó borrar el rastro húmedo sin éxito. Quería fingir
que lloraba a causa de la caída, pero en cuanto lo intentó, un
sollozo le atenazó la garganta y se llevó las manos al rostro
avergonzada.
─Vamos Lola... no
llores... ─le suplicó él, abrazándola contra su pecho. Lola se
acurrucó y suspiró─. Iba a hacerte una visita al trabajo cuando
me he tropezado contigo. ¿Te he hecho daño?
Intentó decirle que
no, pero solo fue capaz de enunciar un murmuro lastimero. Volvió a
intentarlo de menos tras soltar un hipido.
─No, no me he
hecho daño.
─¿Por qué
lloras? ─insistió él.
Le borró el rastro
de lágrimas con el pulgar.
─Porque me siento
como una estúpida ─bufó.
Él la observó
confundido.
─Si pudieras ser
más explícita...
─Me acaban de
despedir ─rugió, y el arrebato lloroso dio paso a un sentimiento
de rabia.
─Encontrarás otro
trabajo ─trató de animarla.
─No es eso...
─suspiró y se sintió algo mejor al sentir la mano de Logan sobre
su espalda─. Me han acusado de una cosa que no he hecho... me he
sentido humillada y no he sabido reaccionar. Soy una estúpida.
─En realidad solo
eres una buena chica ─la corrigió él.
─Entonces solo soy
una buena chica muy estúpida ─se quejó, molesta consigo misma.
Logan soltó una
carcajada que la dejó incrédula.
─¿Sabes cual es
tu problema?
─Mi amiga Andrea
dice que soy demasiado buena.
─No, Lola. Eso no
es un problema. Es una virtud─la corrigió muy seguro─. Tu
problema es que eres incapaz de defenderte. Voy a hacer una cosa. Voy
a rehacer mis pasos y me largaré de aquí. Puedes seguirme y te haré
olvidar lo sucedido, o puedes regresar a esa cafetería y hacerte
valer. Tú decides, Lola. En cualquier caso, no te recordaré que te
he visto llorando porque no has sabido defenderte.
Lola se limpió las
lágrimas con el puño de la sudadera y asintió. Por suerte, había
encontrado a la única persona que en aquel momento fue capaz de
soltarle la verdad sin hacerla sentir como una pusilánime.
─Estoy segura de
que tú también eres un buen chico, Logan. Solo necesitas
convencerte a ti mismo.
Se puso de puntillas
para darle un beso. Él la recibió encantado y la rodeó por la
cintura. Instantes después, Lola le dedicó una sonrisa breve y se
marchó corriendo de vuelta a la cafetería.
Él se quedó allí
parado, sin la intención de hacer lo que le había dicho. Una cosa
era dejar que Lola se defendiera y otra muy distinta permitir que
alguien le hiciera daño. Pensaba hacérselas pagar a la persona que
la había hecho llorar, pues estaba lejos de ser el buen chico que
Lola creía.
Logan Taylor podía
llegar a ser muy cruel si hacían daño a las personas que le
importaban. Quien quiera que fuera acababa de cometer un error al
tropezar con Lola. Por tanto, echó a caminar hacia la cafetería
para observarlo con sus propios ojos.
¿Qué os ha parecido? Yo, particularmente, odio a Vanesa aarrrghhh
Espero vuestros comentarios
¡Dios! Álvaro, no tengo palabras.
ResponderEliminarPobre Lola ¡Hay que arrancarle los ojos a Vanesa sí o sí Logan!
Saludos. Genial como siempre.
siii Vanesa se las traeee. Estoy contigo! besoss
EliminarQ bello Logran
ResponderEliminarPero Alvaro y sus problemas va a perder a Lola si no deja en paz a esa A manda q me cae mal..
Por fa q sean mas largos
Pues sí, tienes razón
Eliminarbesos!!
me encanto...Alvaro , uf, es un sol...y Logan...dale un buen susto!
ResponderEliminarálvaro cuando se lo propone puede ser muy dulce jeje
EliminarCada capítulo te superas y tengo ganas de lunes jjajajaja
ResponderEliminarmuchas graciass
EliminarUiii Vanesitaaa vas a salir escaladadita jajajajajajaja. En la proxima clase particular hay magreo fijo entre Lola y Alvaroooo lo veo lo veo ;)
ResponderEliminarpues sí, hubo magreo :o
EliminarMe encanto este capitulo ... saber un poco de la historia de Alvaro y su pasado deja mucho que pensar pero no le da derecho de exigir a Lola cariño cuando el no es capaz de darlo es mi punto de vista . A diferencia de Logan y su venganza en cada capitulo le enseña a Lola ser mas segura con sigo misma y aunque el diga que es un chico malo tod@s sabemos que no lo es son las circunstancias que lo han llevado ha ser cosas inadecuadas pero en fin me gusta la historia de estos tres y esperar para el lunes haber que hace Logan a la loca de Vanessa. Saludos Chloe besitos11111111111111
ResponderEliminarAy.. tienes razón pero el amor es conplicado y Lola está enamorada de Álvaro... habrá que ver como sogue
Eliminarbesos!!
Felicidades!!! Cada capítulo es más interesante, Álvaro me sigue gustando cada día más pero Logan tiene algo especial, que le da mucha fuerza a Lola a sus escasos 17 años..... Amo esta historia gracias!!! Toca esperar hasta el lunes buuu
ResponderEliminarsii logan es muy especial. Graciasss. besoss
EliminarAyy siempre en lo mejor. Mi logan defensor jaja esk es un amor. Oye y alvaro vale k tenga traumas pero esk me pone malaaa.y x ultimo cuando hace 18 años lola
ResponderEliminardentro de unos meses jejeje besos
Eliminarno soporto a Vanessa, mas finoooooo Logan seguro que se las cobra!!
ResponderEliminarseguro seguro jaajjaaj
EliminarHolaa!!! Guaauu que capitulo mas intenso, pobre Alvaro que mal lo a pasado Amanda era un bicho , me da mucha pena tambien lo sigue atormentando.
ResponderEliminarAyy Lola no la dejan tranquila , yo tambien odio a Vanessa , estoy deseando leer que es lo que va hacer Lola para defenderse.
Agarrate Vanessa que Logan va a por ti jajaja.
Hasta el lunes besotes!!!
amanda era un mal bicho arghh
Eliminarbesos guapa
Qe corto se me ha hecho,ese Logan qe meencanta
ResponderEliminarmuchas gracias guapa!!
EliminarMe encanta la sinceridad de Lola!! Y lo que le ha dicho Álvaro oís.... Y A manda que mala, vaya relación enfermiza pf!!! Da miedo.
ResponderEliminarY Logan, no sólo saca el lado rebelde de Lola sino el más fuerte *-*
Y Vanesa es una mala pecora, ay es que me saca la vena choni arg!!
era una relación enfermiza que lo dejó tocado
Eliminarhay pobre Lola, que mala es vanesa la odio pero a la de ya!!, Logan que susto pensar en que la va a vengar.... Dios se apiade de Vanessa porque esta visto que Logan no lo hará....que nos dejas con el alma en un hilo Chloe!!
ResponderEliminarvanesa es un mal bichoo
Eliminarla que le va a caer jaja
Muy cortito...mas mas me encantan los tres....y Lola demuestra la edad k tiene, kiere ser madura pero la edad es la edad y esa es muy bonita. ?...besotes
ResponderEliminarla edad es la edas. Tiene 17 y no se le puede pedir mas ... yo creo que demasiado
Eliminarbesos
sí logan es muyyy especial
ResponderEliminarmuchas gracias. Besos!