CAPÍTULO TREINTA
Y CINCO: CONFUSIÓN
La señora Ortiz lo
vigilaba desde la distancia con un nerviosismo palpable que a Logan
le traía sin cuidado. La estúpida zorra desconocía que a él no le
interesaban en absoluto sus escarceos sexuales, sino que la razón
por la que aún permanecía en aquella casa se debía a su marido. A
lo que aquel tipo le había hecho.
Había crecido en un
orfanato donde le enseñaron que el ojo por ojo era la forma adecuada
de responder a los golpes recibidos. Y él había recibido demasiados
golpes desde que era un niño.
¿Sería capaz de
matar a aquel hombre?
Quería creer que
sí, pero sabía que hacerlo lo condenaría a la soledad. Si tomaba
aquella elección irrevocable, perdería a Lola para siempre.
¿Estaba preparado
para perderla?
Lo cierto es que en
las últimas semanas se había alejado de ella porque no podía tomar
una decisión si la tenía cerca. Lola ejercía una buena influencia
sobre él. La clase de influencia que lo hacía creer que él era una
buena persona arrastrada por las miserables circunstancias de su
vida.
Debía estar muy
cabreada. Con toda probabilidad decepcionada por su ausencia.
Logan inspiró y
apretó los puños.
Con él había
perdido la virginidad, regalándole un momento que siempre atesoraría
en su memoria. Nada podía compararse a la dicha experimentada al
hacerle el amor a Lola. Porque con otras había follado, pero a ella
la amó de una manera que lo conmocionaba. En el fondo, llegó a
sentirse como el chiquillo inexperto al que acababan de ofrecerle una
lección.
─¿Y ahora qué?
─se preguntó.
Agarró las tijeras
de podar y soltó varios cortes al arbusto. Aquella tarea repetitiva
no conseguía apartar a Lola de su cabeza. Por supuesto que no,
porque se había enamorado de ella como un imbécil.
¿Iba a permitir que
ella creyera que la había abandonado sin más? ¿Permitiría que
sufriera cuando se había entregado a él en señal de una completa
confianza?
Ella desnudó su
alma ante él, pero Logan era incapaz de contarle la verdadera razón
que lo tenía atrapado en aquella ciudad.
Una mano blanca y
pálida se colocó sobre su hombro. Logan tensó los músculos y
dedicó una mirada de repugnancia a la mujer que lo observaba con el
gesto preocupado.
─Me preguntaba...
─silenció sus palabras y dudó un instante─. Mi marido regresa
mañana y me gustaría saber si vas a enseñarle las fotos...
A Logan se le
descompuso el estómago, hasta que una fría calma se apoderó de él
y le heló todo el cuerpo.
Mañana.
Había esperado
aquel día durante años, y una simple frase lo informaba ahora de
que el momento indicado estaba por llegar.
Se había preguntado
qué es lo que sentiría llegado el momento. Y sentía miedo. Miedo
de sí mismo y de no saber hasta dónde sería capaz de llegar.
─Mañana ─repitió
en tono inexpresivo, con la necesidad de hacerse a la idea.
─Sí, eso he dicho
─la mujer lo contempló intrigada─. ¿Has tomado una decisión?
Logan se incorporó
de golpe y caminó hacia la puerta de la entrada, mientras que
aquella mujer lo seguía ansiosa.
─Debes creer que
soy una persona horrible ─le dijo de repente.
Logan se detuvo y
suspiró.
─He conocido a
suficientes personas horribles.
Ella parpadeó sin
entender a qué se refería.
─Sé... que para
ti no tengo justificación... pero solo soy una mujer a la que su
esposo no presta atención. Me siento sola, frustrada, rechazada...
Logan le sostuvo la
muñeca cuando ella intentó tocarlo.
─Puede que mañana
no tenga que volver a preocuparse por ello ─sentenció.
─¿A qué te
refieres? ─preguntó preocupada.
Logan no respondió.
Ni siquiera él sabía lo que ocultaban aquellas palabras.
Caminó hacia la
salida y se montó en la moto. Si tenía que tomar una decisión,
acudiría a la única persona a la que quería. A la única persona
por la que necesitaba sentirse querido.
***
Lola tenía frente a
sí a un hombre desquiciado por los celos. Quizá era lo que había
deseado desde que lo conoció: una reacción. Un gesto de amor
espontáneo que le descubriera que él también sentía algo por
ella.
Tal vez, llegaba
demasiado tarde...
Se sentía demasiado
confusa para responder a su pregunta. Dividida entre la necesidad de
volver a ver a Logan y la necesidad de sentirse querida por Álvaro.
Atrapada entre la novedad que Logan le ofrecía y el pasado que no
había podido desterrar del todo. Entre el invierno con Logan y el
verano con Álvaro.
Asustada.
─¡Dímelo!
─exigió fuera de sí.
La atrapó por los
hombros cuando ella insistió de nuevo en apartarse de él. Y entre
aquellos pensamientos brumosos que la atosigaban, existió la certeza
de que con Logan todo era más suave y cálido, como aquella primera
vez en la que él desterró el miedo en favor de las caricias.
─Basta... ─susurró
agobiada.
Él no desistió.
─Dímelo
─insistió, hundiendo sus dedos sobre la piel femenina─. Mírame
a los ojos y dime que ya no sientes nada por mí.
Los ojos de ella se
humedecieron ante la incertidumbre de estar a punto de perder a aquel
hombre. Ni siquiera fue consciente de la moto que se acercaba a gran
velocidad, para luego detenerse a escasos metros y observar con el
rostro arrebolado por los celos lo que estaba sucediendo entre ellos.
─Hice el amor con
Logan, ¡Maldita sea, me acosté con él! ¿Qué más necesitas?
─replicó con dureza, pese a que sabía que lo hería con sus
palabras.
Los ojos de él se
encendieron con algo peligroso.
─Estás confundida
─decidió por ella.
Su voz estaba rota
de dolor. Se negaba a creer que ella lo hubiera abandonado para
siempre.
─Estoy con Logan
─respondió, alzando la barbilla.
Álvaro subió las
manos hacia su cuello y a ella se le aceleró el pulso. Sus dedos
recorrieron la piel suave hasta asentarse sobre sus mejillas. La
acariciaba con gesto dolorido, como si tocarla le hiciera demasiado
daño pero fuera algo contra lo que no podía controlarse.
─Sigues sin
responder a mi pregunta ─afloró una sonrisa angustiada que a ella
la conmovió─. Que estés con él no significa que hayas dejado de
quererme. Ni siquiera eres capaz de mirarme a la cara, Lola.
─No te miro a la
cara porque me has hecho demasiado daño...
Dos lágrimas
rabiosas resbalaron por sus mejillas. Álvaro tiró de ella hacia su
pecho y la sostuvo allí, muy cerca de sus labios. Lola se quedó
inerte, atrapada entre la tentación y la duda.
─Te quiero, Lola.
─Calla ─suplicó.
Cerró los ojos para
no mirarlo. Aquello era demasiado bonito, pero llegaba en el momento
equivocado.
─Te quiero, ¿Me
oyes? Te quiero... ─besó cada una de sus lágrimas hasta que
sintió que ella temblaba─. Lo he reprimido durante todo este
tiempo, pero ya no puedo seguir engañándome. Voy a repetírtelo
todas la veces necesarias. Todas las que no te lo dije pero estaba
deseando...
─Por favor,
aléjate de mí ─Lola abrió los ojos y se encontró con la pasión
desatada de los suyos─. Puede que sea lo que necesite oír, pero no
es lo que quiero.
─Lo buscaste a él
porque no podías tenerme a mí ─ante aquella declaración, Lola se
irguió y despertó de su letargo. Pero él continuó, ajeno a lo que
acababa de desatar en ella─. Puede que él sea tu consuelo, pero yo
soy el hombre del que estás enamorada.
─¡Eso no es...!
─se alteró.
─Voy a
demostrártelo.
La sujetó de la
cintura y atrapó su boca antes de que ella pudiera reaccionar. Dudó
durante un instante que fue suficiente para que el hombre que
observaba la escena desde la distancia arrancara la moto y se largara
de allí, sintiendo una traición que no había existido.
Un sentimiento
cálido le apretó el estómago cuando él la besó. Con pasión y
urgencia, quizás para darle una lección. Álvaro tomó sus labios
de una manera que la dejó extenuada, pero no fue suficiente para
hacerla olvidar. De un empujón, se separó de él y lo observó con
resentimiento, mientras que él le dedicó una mirada confusa.
─¡Tú no sabes
nada! ─le gritó alterada─. ¡Tú no tienes derecho a juzgar mis
sentimientos! No hice el amor con Logan por un absurdo ataque de
despecho... lo hice porque lo deseaba.
─Cállate de
inmediato o no respondo de mis actos ─le advirtió malhumorado.
Pero ella continuó.
─¡Lo hice porque
me siento tremendamente bien cuando estoy a su lado! Porque me gusta
y porque lo deseo. Porque era lo que quería en ese momento... y
nunca... nunca pensé en ti cuando estaba haciendo el amor con Logan.
Álvaro avanzó
hacia ella enloquecido, y la atrapó con rabia para apretarla contra
el capó del coche. Dejó caer el cuerpo contra el suyo y soltó un
juramento que logró aterrarla.
─Te he dicho que
te calles, maldita sea ─se sofocó.
En el sentido
contrario, un Logan enfurecido conducía la moto a toda velocidad.
Engañado y humillado, se dijo que jamás volvería a buscar a Lola.
VOLVEMOS CON CARTAS CON SABOR A LIMA. DISCULPAD EL RETRASO... ¿QUÉ OS HA PARECIDO? BESOS!!
Noooo! que triste, :(
ResponderEliminarAlvaro... ese te quiero llego tarde o debes de repetir mucho para q Lola este contigo... Alvarito hay q trabajar mucho
ResponderEliminarCorto muy corto mi querida Chloe
Pobre Logan.
ResponderEliminarAinssssssss que penita
Ains mi Logan,qe va ha pasar????!!!!!
ResponderEliminarAyy logan noo vuelve xdios y esk alvaro lo odioo y ahora k va a pasar
ResponderEliminarNOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO por que eres tan cruel Chloe en este momento estoy que te mato ajajajajajaja esta demasiado bueno este capitulo MI LOGAN pobre y LOLITA no eso es tremenedo
ResponderEliminarOhhh por favor , noooo vaya capitulo. Pobre Logan.
ResponderEliminarBesotes!!!
Santas confusiones, Chloe Santana ... Que capítulo, Gracias
ResponderEliminar