CAPÍTULO
DIECINUEVE: DESVELANDO SECRETOS
Álvaro ignoró el
sonido de su teléfono móvil al comprobar el nombre que lucía en la
pantalla. Su hermana Elena lo llamaba el viernes de la última semana
de cada mes para preguntarle si iría a almorzar a casa de sus
padres. En realidad, el motivo de Elena era tan simple que Álvaro se
preguntaba si su hermana insinuaba sus verdaderas intenciones tan a
propósito, o su manera de comportarse se debía más a su carácter
atolondrado.
Se masajeó las
sienes con los pulgares al sentir aquella presión en los laterales
de la cabeza, como un recuerdo que le martilleaba el cerebro para que
no pudiera olvidarse de su culpa. Desde su posición, podía observar
a Lola enfrascada en la lectura del libro que había mandado a la
clase. A diferencia del resto de sus alumnos, la expresión
concentrada y los mechones de cabello dispersos sobre la frente
evidenciaban que ella estaba disfrutando de la lectura, y que aquella
actividad poco tenía que ver con un deber impuesto e indeseado.
Soltó un suspiro
áspero que escapó de su garganta cuando su teléfono volvió a
vibrar sobre el escritorio. Mosqueado, cogió el aparato y sopesó la
idea de arrojarlo por la ventana. En realidad, a la única persona
que quería tirar por la ventana era a su hermana.
Mentía. También
deseaba arrojar por la ventana a aquel imbécil que osaba besar a
Lola delante de sus narices. Con un bufido audible solo para sí, se
levantó de la silla con sincera molestia y salió de la clase ante
la mirada curiosa de algunas alumnas. Lola seguía a lo suyo,
enfrascada en la lectura de un libro que parecía resultarle
interesante. Tras aquella corta visión, sonrió para sí antes de
descolgar el teléfono.
─¿Qué quieres,
Elena? ─dijo.
─¿Qué manera es
esa de saludar a tu hermana pequeña? ─se quejó la susodicha. Lo
de pequeña era un mero formalismo teniendo en cuenta que se llevaban
treinta segundos de diferencia─. ¿Qué tal estás... cómo te va
la vida...? Te echo de menos..., eso sí que sería un saludo
correcto.
Álvaro sintió la
tentación de estrellar el teléfono contra el suelo, pero logró
contenerse y enmascaró la sensación agria que le provocaba una
úlcera en el estómago. Elena podía fingir todo lo que le viniera
en gana, pues ambos sabían la verdadera razón de su llamada. Como
cada viernes de la última semana del mes, ella lo llamaba con la
intención de saber si acudiría al cementerio. Y la mejor manera de
conocer aquel dato era ofrecerle una invitación que él rechazaría.
─¿Qué tal estás,
Elena? ─preguntó exasperado.
─Perfectamente,
gracias por preguntar. ¿Y tú?
─Como siempre
─respondió sin más.
─Como siempre...
─oyó la leve exhalación de su hermana, acompañada de aquel tono
impertinente que evaluaba sus palabras─. Me preguntaba si vendrías
a almorzar hoy a casa de papá y mamá.
Álvaro ni siquiera
se esforzó en ofrecer una respuesta que pudiera contentarla. ¿Para
qué? Todos sabían que aquel día estaba reservada para ella. Su
recuerdo en aquel cementerio a las afueras de la ciudad era lo único
que le quedaba para purgar su culpa y lacerarse con los resquicios
del pasado.
─Tengo cosas que
hacer.
─¿Qué cosas?
─gruñó ella. El tono urgente no hizo otra cosa que mantenerlo en
sus trece.
─A ti no te
importan.
─Claro que sí.
Soy tu hermana.
─Puedo pasarme
mañana por casa de nuestros padres ─terció él.
─¿Y por qué no
hoy? ─insistió ella.
Era evidente que
quería que Álvaro cortara con aquella rutina que se había aplicado
a sí mismo.
─Porque hoy he
hecho planes.
─Visitar un
cementerio no es un plan por el que uno rechace una comida familiar
─soltó de repente con amargura.
La sorpresa de tal
reclamo fue para ambos. Ninguno de los dos trataba aquel tema de
manera abierta, pues las heridas seguían escociendo demasiado.
El silencio se
asentó entre ambos durante unos segundos en los que ninguno de los
dos fue capaz de decir nada. Su hermana porque estaba arrepentida de
haber abordado el tema con tal descaro; Álvaro porque no estaba
acostumbrado a que le arrojaran la verdad en la cara.
─Yo no voy a
visitar un cementerio, voy a visitarla a ella ─se oyó decir a sí
mismo.
Sintió aquella
lluvia lejana y constante que le helaba los huesos en sueños. El
estallido de cristales y su cuerpo dando vueltas sobre el asfalto.
Tuvo que llevarse las manos a la cabeza para mantener sus emociones
con la suficiente distancia. Escuchó la voz de su hermana, demasiado
monótona para tenerla en cuenta,
─La muerte de
Amanda no fue culpa tuya... hace tantos años que...
Debería haberlo
superado, finalizó en silencio la frase de su hermana.
Pero no lo había
superado. Habían transcurrido cinco largos años en los que se había
culpado a sí mismo mientras odiaba a Amanda por todo el daño que le
había hecho. En realidad, todavía no conseguía aclararse consigo
mismo. A veces se odiaba a sí mismo y otras la odiaba a ella. Por
ser tan frívola y aún así haberla querido tanto. Por todo lo que
vino después.
Colgó el teléfono
sin esforzarse en ofrecer una respuesta que tranquilizara los nervios
de su hermana. Acto seguido entró en clase con paso renqueante y las
manos atadas tras su espalda. Notó la mirada curiosa de Lola sobre
sus hombros. Era una chiquilla lo suficiente perspicaz y observadora
para descubrir que algo no iba bien. Aún así, por el bien de ambos
se esforzó en devolver la concentración a su libro.
Cinco minutos
después sonó el timbre escolar. Se quedó inerte sobre la silla,
esperando a que sus alumnos salieran en estampida por la puerta con
la adrenalina de la juventud. Por el rabillo del ojo, observó que
Lola dudaba entre seguir los pasos de su amiga o quedarse en clase.
Al final, se colgó la mochila al hombro y guió sus pasos hacia el
escritorio.
─¿Te encuentras
bien, Álvaro? ─se preocupó, mirándolo con los ojos oscuros a la
cara.
Él forzó una
sonrisa.
─Sí, gracias
─mintió.
Ella entrecerró los
ojos para contemplarlo con recelo.
─¿Te han dado una
mala noticia por teléfono? ─insistió.
─No.
Lola se sentó en el
borde del escritorio y pasó la mano por el antebrazo de Álvaro.
Sabía que había sido un roce inocente movido por la preocupación,
pero no pudo evitar estremecerse ante aquel toque que movía algo
dentro de él.
De pronto se imaginó
la mano pequeña aferrando su miembro. Los dedos de uñas fuccia
acariciando la cabeza húmeda de su pene. Aquellos ojos almendrados
mirándolo a la cara mientras ella le otorgaba placer...
Tuvo que agarrarse
al escritorio para devolverse a la realidad. Frente a él, Lola lo
observaba con total inocencia, ajena a las intenciones que a él se
le pasaban por la cabeza. Se había masturbado demasiadas veces
pensando en ella..., en el cuerpo menudo y joven bajo el suyo.
Desnuda y entregada. Virginal y dulce.
La mano femenina le
dio una palmadita sobre el hombro.
─¿Álvaro? ─lo
llamó.
Él inclinó la
cabeza.
─¿Te importa si
hoy no damos clases? Tengo cosas que hacer, y así puedes tomarte el
día libre tras salir del trabajo.
Ella parpadeó un
tanto sorprendida.
─Claro.
Álvaro se levantó
y la acompañó hasta la salida. A su lado, Lola caminaba mirándolo
de reojo, movida por la curiosidad.
─Álvaro, ¿De
verdad que te encuentras bien?
─Sí, de verdad
que sí ─forzó una sonrisa que supo que no logró convencerla─.
Tengo el coche aquí al lado. ¿Quieres que te lleve a casa?
Lola contempló la
acera durante un rato. Al final sacudió la cabeza y agarró las
tiras de su mochila.
─Me apetece dar un
paseo ─repuso sonriendo. Se puso de puntillas y le dio un beso en
la mejilla. Arrugó la nariz al sentir la barba de él contra su
piel, y Álvaro la retuvo por la cintura de manera inconsciente. La
coleta que se había hecho ondeó en el aire cuando ella se separó y
lo contempló con expresión alegre─. Llámame si necesitas hablar,
¿Vale? En fin, si te decides a contarme lo que te pasa. ¡Chao!
Álvaro la contempló
marchar a la carrera. La coleta botando sobre su espalda y el cuerpo
ligero como el de una gacela. Por primera vez desde que tenía que
enfrentarse a aquel cometido, se sintió mucho mejor tras recibir
aquel beso cariñoso y espontáneo que recibió como un soplo de aire
fresco.
Lola no se parecía
en nada a Amanda.
***
Lola aceleró el
paso en dirección a la casa de su amiga Andrea. Si se apresuraba,
podría alcanzarla antes de que se encerraran dentro de su casa.
Llevaban cerca de una semana sin hablarse y Lola estaba arrepentida
de sus palabras. Había intentado abordarla en clase sin éxito, pues
su amiga se empeñaba en ignorarla y sentarse en el lado opuesto de
la clase.
Al cruzar la
esquina, la contempló a lo lejos a pocos metros de su casa.
─¡Andrea! ─gritó
su nombre.
Su amiga se detuvo
de inmediato, pero no giró la cabeza para contemplarla. Lola
apresuró sus pasos y se plantó frente a ella en pocos segundos.
─¿Qué quieres,
Lola? ─le preguntó con desgana.
─Que dejes de
ignorarme.
Andre le dedicó una
mirada cargada de acritud.
─Eres tú la que
me ignora. Te guardas muchas cosas para ti ─le recriminó.
─He intentado
pedirte perdón durante toda la semana.
─Tú no lo
entiendes, Lola. Me siento apartada... las cosas ya no son como
antes... te lo guardas todo.
─Lo sé ─Andrea
la miró a la cara─. Pero es complicada. No puedo ser sincera
contigo porque ni siquiera me aclaro conmigo misma.
─¿Te refieres a
Álvaro?
─Y a Logan
─terció.
Andrea la miró
perpleja.
─¿Qué hay entre
él y tú? ─exigió saber.
─No lo sé.
Andrea la contempló
con recelo, pero al final asintió con los labios apretados. La
creía.
─Pero si algún
día lo tengo claro serás la primera en saberlo.
─¿Y el profesor
Aguado?
─Nos conocimos en
verano. Ya sabes que es mi vecino ─Andrea la escuchó con atención,
por lo que Lola inspiró y se preparó para contarle toda la verdad─.
Nos hicimos amigos sin tener ni idea de que sería mi profesor.
Bueno..., me colé por él. Pero te juro que nunca ha habido nada
entre nosotros.
─¿De verdad?
Aquel día que te torciste el tobillo...
─No lo ha habido
porque él no quiere. Yo he insistido bastante. ─se sinceró─.
Siempre he creído que siente algo por mí, pero supongo que solo me
ve como una cría. No lo sé. Álvaro me descoloca.
─¿Y qué pasa con
Logan?
─Va a su rollo
─Lola sonrió─. Es... distinto.
─¿Sabe lo de
Álvaro?
─Sabe que hay una
persona, pero no tiene ni idea de que es mi vecino.
─¡Lola!
─Siempre he sido
sincera con él.
Andrea le soltó un
abrazo rápido.
─No más secretos
entre nosotras.
─Lo prometo ─la
miró a los ojos─. Supongo que no hace falta que te diga que no le
cuentes a nadie lo de Álvaro..., no quiero quedar como una idiota ni
meterlo a él en un lío.
─En un lío se ha
metido él solito, perdóname que te diga.
Lola optó por no
escuchar aquel comentario.
─Tengo que entrar
a trabajar ─se despidió de su amiga.
─¿Nos vemos esta
tarde?
Lola dudó, pero al
final sacudió la cabeza.
─Mejor mañana.
Tengo que ir a pedirle disculpas a alguien más. Últimamente no he
estado acertada.
Aprovechó que no
tenía que asistir a clases particulares para dirigirse hacia el
acantilado. Tenía la impresión de que él la estaría esperando
allí, pese a que no le había concedido la oportunidad de ponerse en
contacto con él.
De acuerdo, se había
equivocado al pronunciar aquella maldita frase, pero Logan no le
había dado opción a pedirle perdón. No podía hacerlo porque
carecía de medios para comunicarse con él.
Al llegar al
acantilado, un sentimiento poco agradable le recorrió el cuerpo al
encontrarlo vacío. Aún así, se sentó sobre el borde con la
esperanza de que él acudiera. Pasaron las horas y Logan no apareció,
por lo que tumbó la espalda sobre el suelo de grava y cerró los
ojos.
Le podía el
aburrimiento y las ganas de verlo. Necesitaba disculparse con él
porque no era la clase de chica que iba haciendo daño a los demás.
A Logan no, que ni se lo merecía ni era la clase de persona a la que
ella quería hacerle daño.
Escuchó el sonido
de una moto acercarse, y se irguió justo a tiempo de percibir la
silueta de él. Al contemplarla, ni siquiera se quitó el casco y
volvió a arrancar la moto. No tenía intención de encontrarse con
ella.
Con agilidad, se
puso de pie y echó a correr hacia él. La tracción de las ruedas
levantó una polvareda gris que la hizo toser.
─¡Logan,
espérate! ─le gritó. Al ver que la moto se puso en marcho, soltó
una patada al aire y apretó los puños─. ¡Ni siquiera me has dado
la oportunidad de pedirte perdón!
La moto se detuvo en
el acto. Rígido, el cuerpo de Logan permaneció sentado sobre la
moto. Lola avanzó hacia él sin dudar, y cuando lo tuvo en frente,
agarró el casco y se lo quitó de la cabeza. Los ojos azules ni
siquiera miraron los suyos.
─Es difícil
buscar el perdón de alguien cuando no tienes forma de contactar con
él.
─No me apetecía
verte, Lola. Y menos aquí ─replicó, emanando tensión.
─Entonces no
deberías haberme enseñado este lugar ─respondió calmada.
Él rodó los ojos
hacia ella.
─Lo que tengas que
decirme dímelo ya ─le espetó.
Ella lo agarró del
brazo y tiró de él. Logan la contempló perplejo porque no estaba
acostumbrado a recibir instrucciones, pero por algún extraño motivo
no se apartó de ella.
─Bájate de la
moto. Me gustaría que me prestases atención ─exigió ella.
Logan suspiró con
hastío, se bajó de la moto y colocó el casco sobre el asiento
tapizado de cuero. Entonces, ella lo tomó por sorpresa cuando lo
agarró de la sudadera y tiró de su cuerpo. La boca suave encontró
la suya y Logan abrió los ojos perplejo. Durante unos segundos
mantuvo las manos en el aire y no supo reaccionar, hasta que ella
depositó las manos sobre su pecho y él la aferró por la cintura.
Había ido a
buscarlo. Era más de medianoche y ella había permanecido allí,
esperándola a él. ¿Qué más quería? Nunca le había importado a
nadie. En toda su vida, nadie había ido a buscarlo.
Lola se separó un
poco y mostró una sonrisa temblorosa, casi dubitativa.
─No sé si he
acertado, pero es mi manera de pedirte perdón.
¿Qué os ha parecido? Espero que os haya gustado. Ayer no pude colgar capítulo porque estuve mala con gripe. Espero vuestros comentarios!! :)
Cada vez se me hacen mas cortos. Creo que logan le perdonara y viviran felices para siempre jijijjjjjji.love logan.
ResponderEliminarjejeje ese Logan es.. peeo aún guarda algún secretillo. Besosss
EliminarHola, esa llamada de Elena es la típica de las familias rotas o celosas que esperaban nunca salieras del nido. Pero bueno.
ResponderEliminarVaya quién se imaginaba que Álvaro tenía ese tipo de pensamientos con la pobre Lola.
Y Lola, bueno Logan debe ponerselo un poco más complicado ¿No?
Que te mejores y nos leemos el jueves.
La familia de Álvaro no lo comprende... él sufrió mucho por Amanda. Besosss!!!
EliminarGuau. Cada vez mejor y más emocionante.
ResponderEliminarMuchas graciasss :)
EliminarOH POR DIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOS!!!!!!!!!!!!! Lola esta loca por Logan me facina su audacia, y que decir de Alvaro esa historia torcida de la tal Amanda eso me deja que pensar me facino este capitulo Chloe espero mas emociones para el Jueves y que bueno que te estes recuperando de la cripe saludo bella cuidate !!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarmuchas gracias guapa.Miles de besos!!
EliminarHolaaa!!! Me he quedado un poco de bajon con la historia de Alvaro me da pena y todadia no se muy bien que paso , uyuy esos pensamientos impuros Alvarito.
ResponderEliminarMe alegro que Lola se arregle con Andrea las amigas son muy importantes.
Seguro que Logan la perdona.
Me a gustado mucho el capitulo , deseando leer el proximo.
Besotes!!!
gracias Cristina!! Álvaro y sus pensamientos impuros :o habrá más!!!
EliminarQuiero saberlo todo....k paso con esa Elena???? Con el accidente???? Se me hizo mu cortito...saludos guapa...
ResponderEliminarGracias Loli¡! pronto se sabrá lo del accidente.. es miy fuerte¡! besos¡!
EliminarMi querida Chloe q poquito... me encanta q maneras de pedir perdon ....
ResponderEliminarsí, Lola es muy especial :) besos¡!
EliminarVaya con Lola ahora si que los tiene en el bote a los dos... bien cierto es que no se aclara ni ella . Dificil decisión a no ser que uno de los dos la tome por ella y pase a la acción ya en serio jajajajajaja Esperando nuevo capitulo!!
ResponderEliminarjajaja Por ahora Logan tiene iniciativa... Álvaro tendrá que mover ficha si no quiere perderla
EliminarA mi me sigue gustando alvarooo!logan tiene su parte tiernaaa pero lolaaa se tiene q quedar cn alvaro
ResponderEliminarAyyy .... Álvaro o Logan... la eterna pregunta...ajaja besossss!!
EliminarCuenta ya lo de amanda. Debió ser mala para alvaro y así explica todo el jaleo mental q tiene.yo creía q era amor platónico lo q sentía por Lola pero lo del pene me ha desmontado la idealización. Logan me esta ganando.yo con bronquitis tenemos q cuidarnos q esto ha hecho mas q empezar.un besote chloe
ResponderEliminarAmanda fue mala malísima... no te puedes hacer una idea :s poco a poco se irá sabiendo. Álvaro está coladito por Lola.. y hay mucho interés sexual por su parte.. pero la edad y el pasado lo retienen. Besos!!
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