jueves, 30 de enero de 2014

LOS FINALES FELICES ME ENCANTAN

Leo muchas críticas hacia la literatura romántica. Algunas justificadas, la mayoría, en general, carentes de razón alguna.
No importa—me digo.
Estoy acostumbrada a que la literatura romántica, y si es erótica mejor ni la mentamos, sea tratada como un género secundario, facilón y de menor calado en el panorama editorial. Pese a sus numerosos lectores y el respeto que merecen autores y lectores, la literatura romántica no se va a quitar ese San Benito de literatura rosa y fácil.
Nunca he entrado al trapo al respecto, puesto que yo, como autora de romántica, me considero una persona que disfruta con lo que hace y gana haciendo disfrutar a los demás. No obstante, hace unos días, leí algo que me chirrió y que siguió en mi cabeza hasta hoy, que me he decidido a hacerle frente y no dejar pasar el asunto. Leí que uno de los puntos por el que los libros románticos flojeaban era  los “finales felices y predecibles, que hacían la historia menos creible”
¿QUÉ?
¿CÓMO?
WHAT?
Honestamente, no lo entiendo. No sé qué disparate pudo pasar por la cabeza de quien escribió semejante comentario, ¿Los finales felices? ¡Los finales felices son la razón por la que yo leo un libro! ¿Sabes por qué?
Pienso que la vida ya es lo suficiente difícil y negativa como para amargarle la lectura a alguien con un final triste por el simple hecho de crear, lo que algunos llaman “literatura seria”. No, por ahí no paso.
Leer es un acto de disfrute y evasión. Cuando yo leo me emociono. Trazo a amistad con algunos personajes, a otros, directamente los odio. Pero lo que no puedo soportar es el hecho de que en la literatura romántica los personajes no reciban el final feliz que se merecen. Yo quiero irme a la cama con una sonrisa provocada por el final de mi libro.
La vida, señores y señoras, está llena de sombras espectrales que nos amargan la existencia. No es necesario que esas sombras traspasen las páginas del libro y nos amarguen también la lectura.

Leer es vivir, y en esta vida imaginaria que yo comienzo cada vez que me adentro en un nuevo libro, quiero culminar mi viaje con una final feliz. Un final feliz para esa vida corta e irreal. Un final feliz porque en la vida real no siempre existen ni son posibles.

El hada Fauna está de acuerdo conmigo: los finales felices le encantan

2 comentarios:

  1. Hola Cloe, estoy de acuerdo en lo que dices. Yo leo para soñar y para que mi corazón se llene de sentimientos, para malos ratos ya está el día a día que es muy difícil. Estoy muy orgullosa de decir que no leo libros que acaben mal porque no me gusta sufrir. Cuando leo quiero que la historia acabe bien y que los personajes encuentren la felicidad.

    Besos!!

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    1. Hola Raquel, nuchas gracias por tu comentario. Estoy totalmente de acuerdo contigo, el día a día ya es lo suficiente difícil como para leer libros que no acaben como esperamos. Un beso!

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